10 de octubre de 2024

ESCAPADA A EXTREMADURA II

      Volviendo al casco urbano de Cuacos, pues queríamos conocer un poco el pueblo y comer allí (el monasterio está medio escondido en una zona boscosa a unos dos km.)
      Volviendo a Cuacos digo, pasamos por el "cementerio de los alemanes", y decidimos entrar a visitarlo. 


      Se trata de un recinto donde están los restos de unos doscientos militares alemanes, muertos en la primera y en la segunda guerra mundial, que fallecieron fuera de Alemania: unas doscientas cruces, iguales, de granito, con sus correspondientes nombres, rodeados por un entorno natural de olivos y vegetación. Un escenario que impone un poco.  (D.e.p.). 
     El hecho de haberlos reunido aquí, pues estaban diseminados por diferentes lugares de España, procedentes de naufragios o derribos aéreos, parece ser que es precisamente por la cercanía del palacio del emperador Carlos V .
     

     Bajamos a Cuacos y después de meternos por un laberinto de calles difíciles de transitar, volvimos sobre nuestras ruedas y aparcamos en la carretera.
    
     Bajamos, ahora sí, andando, y pateamos un poco el lugar, descubriendo en cada rincón ese sabor extremeño de la Vera y buscando los puntos que llevaba señalados en mi lista:
 
Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción: cerrada.

Plaza de la Fuente de los chorros: agua fresca que baja de los manantiales 

La misma plaza , otro rincón 

Plaza de D. Juan de Austria  (conocido de niño como Jeromín)

La casa de Jeromín (Hijo bastardo del emperador)

Plaza Mayor

Algunos rincones y sus empinadas calles

     Comimos en una terraza, en la plaza Mayor, y regresamos a 

JARANDILLA

     Antes de llegar al parador y aprovechando que íbamos en coche, bajamos a ver el Puente del Parral, 

Puente medieval, que parece tener orígenes romanos.

      Como rezan sus folletos turísticos: Puente de imponente arquitectura y perfil de "lomo de asno",  que abarca la Garganta Jaranda. Sus aguas frescas y revitalizantes ofrecen un lugar perfecto para un refrescante baño, gracias a las frescas corrientes de las gargantas de Jarandilla. 
     Si bien he de decir, en honor a la verdad, que en esta época del año, tales corrientes eran escasas, aunque el puente es impresionante y está muy bien conservado.

      De vuelta en el Parador y después de descansar un poco, disfrutamos de la piscina hasta que cayó un poco el sol, que volvimos a bajar al casco urbano donde seguían con los preparativos de las fiestas. 

      Nos alejamos del centro y fuimos a buscar la ermita de de la Virgen de Sopetrán, patrona de Jarandilla, cuya fiesta se celebra el jueves anterior al día de la Ascensión.

Ermita de Ntra Sra. de Sopetrán, patrona de Jarandilla

    Es una edificación de varios cuerpos, de linea y factura armoniosa, de estilo barroco o renacentista.  Construída en el siglo XVII,  parece ser que sobre los restos de una edificación anterior. Estaba cerrada, aunque a través de una ventana y una puerta semiabierta se apreciaba el retablo principal de estilo rococó muy elaborado y una imagen preciosa de la Virgen de Sopetrán.   

      Resultó que al lado de la ermita nos encontramos también con "La Picota", otro de los puntos de interés que llevábamos en lista.
    
Picota gótica del siglo XVI

      Se trata del clásico rollo de justicia, símbolo del poder feudal sobre los pueblos y de la independencia jurisdiccional. Y que fué utilizada para, en tiempos pasados, ejecutar penas de muerte.

      Cenamos en una terraza cerca del parador y nos retiramos a descansar porque una no está ya para tanto movimiento.

       A la mañana siguiente, después de desayunar, dimos un paseo de despedida por el parque de la Aliseda y emprendimos el viaje de vuelta, deseando volver pronto.

     
El Parador desde el parque de la Aliseda

     Ha sido un viaje a mis raíces y ya siento nostalgia. 

------------------------------------------

     Recuerdo que mi madre decía, de alguien que hablaba de todo y sabía más:

     "Ese sabe a Cuacos y a Jarandilla" (¿?)
   




No hay comentarios:

Publicar un comentario