Hoy es martes y como todos los
martes he ido a pasar el día con mamá. Cada vez
se le nota mas deprisa el paso de los años. No está tranquila ni un
minuto. Siempre está inquieta, dando vueltas por la casa, de una habitación a
otra, mirando las cosas que tiene en los armarios.
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Mira lo que tengo aquí.
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Si mama, una caja - Contiene unos pendientes de bisutería,
un rosario, unos recordatorios -Guárdala donde estaba.
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Mira esta otra.
Contiene unos abanicos, un
alfiler de adorno.
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Si mamá guárdala otra vez.
Consigo que se siente un rato a
hablar conmigo, pero ya es difícil mantener una conversación con ella porque la
mitad de lo que le dices se lo tienes que repetir, tienes que hablarle con
frases cortas porque las largas no las asimila.
Se levanta y vuelve a traerte las mismas cajas y
a decirte las mismas cosas.
Aunque ella, hasta ahora, se ha
empeñado en vivir en su casa, ya no puede hacerlo sola. Ya las noches le dan
miedo y R. Mari y Mª J. se alternan para llevársela a dormir con ellas a casa,
aunque como están trabajando, por la mañana la tienen que volver a dejar en la
suya. Yo me la traigo a la mía de vez en cuando para que pase unos días, pero
lo mas que aguanta son un par de semanas y muy rebelde, diciendo desde el
segundo día que quiere irse a su casa. Con este trasiego se desubica y la mitad
de las veces confunde donde y con quién está.
Siempre vuelvo a mi casa con un
sentimiento de impotencia… y totalmente desmoralizada. Me gustaría que se dejase ayudar,
que se dejase guiar. Pero su primera respuesta a todo es ¡no!
Hoy estaba nerviosa y no quería
ni comer. Bueno, ella decía que me preparase mi comida, que ella ya había
comido. Hemos estado preparando el equipaje porque se va a pasar unos días con
Aurl. y Adl. Allí estará bien porque la vida en un pueblo no es como la de los
pisos en la ciudad. La cuestión es cuando vuelva.
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Proverbio Chino:
"Las
grandes almas tienen voluntades, las débiles tan solo deseos".
