20 de diciembre de 2013

CASI TODO SOBRE MI MADRE, LXIV

      Se han inaugurado las fiestas de navidad en la residencia. 

      Han decorado las zonas comunes con motivos navideños: Un gran árbol de navidad en el salón, un Belén en recepción, guirnaldas en las cornisas y sobre las puertas, y un papá noël a tamaño natural en la entrada de la cafetería. Todo para que se respire un ambiente navideño y se alegre un poco el espíritu. 


     Hace unos días y sentadas a una mesa en el salón, mamá y yo estuvimos escribiendo unas tarjetas de navidad para su hermano y para su hermana. Bueno, escribiéndolas yo e intentando que ella las firmara. La pobre ya no puede ni agarrar el bolígrafo, para que lo hiciera hube de sujetarle y llevarle la mano.

     Ayer vinieron a cantar villancicos a los abuelos, los niños de un colegio de al lado. Se revolucionó un poco la residencia porque eran mas de cien niños. Alegraron la mañana, aunque mamá estuvo dormida la mitad del tiempo y la otra mitad, no sé que le pasaba pero parecía enfadada. Quizá ya no esté acostumbrada a tanto alboroto.  

     Aquí os regalo un par de fotos del acontecimiento


  
     Como veis, los sentaron en el suelo, delante de las puertas del comedor. Primero cantaron villancicos ellos. Luego un grupo de residentes, cantó  "el tamborilero" y después otra señora, tambien residente, recitó una poesía muy bonita y muy bien recitada, de Alfonsina Storni.

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     Para que vosotros tambien la disfrutéis:

TU ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada .

Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua:

Habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.

                                                                                                      Alfonsina Storni



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