7 de diciembre de 2013

CRÓNICAS DE LOS TIEMPOS DE PAPÁ, XXIX

      Ya he dicho que papá dentro de sus posibilidades, se preocupaba de nuestra formación y bienestar y así, cuando llegó el momento de que los dos mayores tuvieron que cumplir con el servicio militar, no sé con quién hablaría o que teclas tocaría, pero consiguió que cumplieran con su obligación en Madrid. Uno en el gabinete de dibujo del Mº del Ejército y no sé el segundo pero, aparte del periodo de instrucción, el resto del tiempo dormían todos los días en casa.

     También con Aurelio, viajó en una ocasión a Barcelona para algún tema de sus estudios de delineante. No sé si a unos cursos o unas oposiciones. Él lo podrá decir. De ese viaje es la foto de papá con las palomas, que todos conocemos, y que curiosamente yo no la tengo; pero la conseguiré.


     En cuanto a los dos que me siguen, Ángel y Manolo, y a través de D. José, nuestro párroco por aquél entonces, consiguió ingresarlos internos en el seminario de Madrid, donde cursaron los  primeros años de Bachillerato, que entonces se iniciaba con once años. (Cuatro cursos y una reválida, de Bachiller elemental y dos cursos, quinto y sexto y otra reválida, de Bachiller Superior). No sé si la intención de papá era que siguieran hasta hacerse sacerdotes pero eso no pudo ser, la vocación no les llamó por ahí y estuvieron solo dos años. De ese periodo recuerdo nuestros paseos de todos los domingos para ir a verlos, llevarles ropa limpia y traernos la sucia. Íbamos en el metro hasta Opera y luego por toda la calle de Bailén hasta pasar el viaducto, y bajar por una calle donde se encontraba el seminario.

     Yo seguía con mis estudios de taquigrafía y máquina. Y en los veranos, me mandaba unos días de vacaciones al pueblo, aunque en un par de ocasiones  también me mandó a unas colonias en la sierra de Madrid con una prima de mamá, que yo creo que pertenecía al Opus, pues nos daban charlas y hacíamos algo de retiro y meditación. También hacíamos juegos y salíamos de excursión. Aunque recuerdo con cariño a muchas de las compañeras de aquellos días, no he vuelto a tener contacto con ninguna. Ni siquiera con Mª Victoria; la prima de mamá.

     Entonces no existía el móvil (¡¡¿Cómo podríamos vivir sin él?!!) y las comunicaciones eran generalmente por carta. Buscando  alguna de las que me escribía papá, y que todavía conservo, os voy a regalar una en la que me felicitaba por mi cumpleaños, que a algunos, como poco, os va a sorprender, ya que no era él solo el que escribía. Siempre lo hacía a máquina. En esta ocasión estaba yo en el pueblo. 


La carta de papá

La de mamá
Y más...




Pensamiento:

"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube, las fuerzas disminuyen, pero la mirada es mas libre, la vista mas amplia y serena".  Ingmar Bergman.
  

1 comentario:

  1. Que bonito y cuantos recuerdos. La foto de las palomss la tengo yo si quieres te hago una copia.

    ResponderEliminar