Ya he dicho que papá dentro de sus posibilidades, se preocupaba de nuestra formación y bienestar y así, cuando llegó el momento de que los dos mayores tuvieron que cumplir con el servicio militar, no sé con quién hablaría o que teclas tocaría, pero consiguió que cumplieran con su obligación en Madrid. Uno en el gabinete de dibujo del Mº del Ejército y no sé el segundo pero, aparte del periodo de instrucción, el resto del tiempo dormían todos los días en casa.
También con Aurelio, viajó en una ocasión a
Barcelona para algún tema de sus estudios de delineante. No sé si a unos cursos
o unas oposiciones. Él lo podrá decir. De ese viaje es la foto de papá con las
palomas, que todos conocemos, y que curiosamente yo no la tengo; pero la conseguiré.
En cuanto a los dos que me siguen, Ángel y
Manolo, y a través de D. José, nuestro párroco por aquél entonces, consiguió ingresarlos
internos en el seminario de Madrid, donde cursaron los primeros años de Bachillerato, que entonces se
iniciaba con once años. (Cuatro cursos y una reválida, de Bachiller elemental y dos cursos, quinto y sexto y otra reválida, de Bachiller Superior). No sé si la intención de papá
era que siguieran hasta hacerse sacerdotes pero eso no pudo ser, la vocación
no les llamó por ahí y estuvieron solo dos años. De ese periodo recuerdo
nuestros paseos de todos los domingos para ir a verlos, llevarles ropa limpia y
traernos la sucia. Íbamos en el metro hasta Opera y luego por toda la calle de
Bailén hasta pasar el viaducto, y bajar por una calle donde se encontraba
el seminario.
Yo seguía con mis estudios de taquigrafía
y máquina. Y en los veranos, me mandaba unos días de vacaciones al pueblo, aunque
en un par de ocasiones también me mandó a
unas colonias en la sierra de Madrid con una prima de mamá, que yo creo que
pertenecía al Opus, pues nos daban charlas y hacíamos algo de retiro y meditación.
También hacíamos juegos y salíamos de excursión. Aunque recuerdo con cariño a
muchas de las compañeras de aquellos días, no he vuelto a tener contacto con
ninguna. Ni siquiera con Mª Victoria; la prima de mamá.
Entonces no existía el móvil (¡¡¿Cómo podríamos
vivir sin él?!!) y las comunicaciones eran generalmente por carta. Buscando alguna de las que me escribía papá, y que
todavía conservo, os voy a regalar una en la que me felicitaba por mi
cumpleaños, que a algunos, como poco, os va a sorprender, ya que no era él solo el que escribía. Siempre lo hacía a máquina. En esta ocasión estaba yo en el pueblo.
La carta de papá
La de mamá
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Y más...
Pensamiento:
"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube, las fuerzas disminuyen, pero la mirada es mas libre, la vista mas amplia y serena". Ingmar Bergman.
Que bonito y cuantos recuerdos. La foto de las palomss la tengo yo si quieres te hago una copia.
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