16 de julio de 2015

LAREDO (CANTABRIA)

     Hemos pasado cinco días en el norte y ya añoro aquel clima y aquella temperatura, ¡¡Qué calor hace en Madrid!!.

     Claro que, como contrapunto, el agua de la playa está muy fría y ademas por las mañanas con la bajamar, la playa se aleja y tienes que ir a buscar el agua a cien metros, pero los paseos por la orilla, pisando  la fina arena mojada que va dejando el mar al retirarse,  son deliciosos. Y a mí lo que me gusta, mas que bañarme, es pasear la playa... contemplar el mar... escuchar su rumor... y ver romper las olas...

     Algunas fotos:

Atravesando las dunas para llegar a la playa


          Hay grandes y altas dunas, que separan el paseo marítimo de la propia playa y que en muchas zonas impiden su visión. De hecho, cuando llegamos al hotel que estaba en primera linea, tuvimos que buscar el mar que intuíamos detrás de aquellas altas moles de arena.

Las dunas
     Cuando no estábamos en la playa, visitábamos Laredo.


Sus murallas medievales
 y sus empinadas calles de la "Puebla Vieja".




Su iglesia parroquial
Iglesia de Santa María de la Asunción
     Su construcción se remonta al siglo XIII y parece que se levantó sobre otra anterior dedicada a la Virgen de Belén. De ella ha dicho Bravo y Tudela "Mas que templo parroquial de modesta Villa, parece colegiata de ciudad populosa". Realmente, su interior tiene trazas de catedral.

Algunas de sus casonas y rincones con encanto

Palacio de Carasa


Casa Torre de Hoyo ó Vélez Cachupín

Mercado de Abastos
Plaza del Marqués de Albaida
Antiguo Ayuntamiento y Plaza de la Constitución
Puerta de San Lorenzo ó Puerta de Bilbao. (Hacia arriba)
Y... hacia abajo

El túnel bajo la Atalaya

Desemboca en el "mirador del Abra"

                                                                                                                    Continuará...

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Puso Dios en mis cántabras montañas
Auras de libertad, tocas de nieve.
Y la vena del hierro en sus entrañas.

                                                                                               M. Menendez y Pelayo



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