Había leído "Cuentos de la Alhambra", en los que Washington Irving nos relata su viaje a Sevilla y Granada, allá por el año 1829 0 30, en el que tuvo la suerte de vivir en la Alhambra y recoger de los entonces moradores, todas las maravillosas leyendas y secretos que tenía ese lugar. Por otro lado, tambien había estado leyendo "El Manuscrito Carmesí", de Antonio Gala, donde nos cuenta la historia novelada de Boabdil, y de su vida en la Alhambra. Sí, aquel al que su madre dijo cuando perdió la Alhambra y tuvo que entregar las llaves a los Reyes Católicos -"Llora como mujer, lo que no has sabido defender como un hombre". Todo lo que caía en mis manos sobre este palacio, lo devoraba, con lo cual cuando preparamos el viaje me parecía que ya conocía al dedillo todos sus rincones y me sentía como si fuese a un viaje iniciático.
Preparamos el viaje. Nos fuimos Rosamari, ...., Pepín y yo. Teníamos las entradas para primera hora de la mañana del segundo día que pasamos en Granada, y allí estábamos. En punto.
¡¡La Alhambra!! |
Llevábamos un libro guía y adquirimos también un aparato de esos que te van explicando lo que vas viendo en cada espacio. La verdad es que era emocionante estar allí, Ir recorriendo todas las dependencias: El patio Mexuar, el de los Arrayanes, la sala de la barca, la de las dos hermanas, la de los Abencerrajes... y esa maravilla de patio de los leones. Un conjunto de una gran belleza por el sentido de armonía y proporción con que se construyó. Y luego, pensando en la cosas que allí sucedieron y en todas las leyendas y tesoros escondidos que dicen que guarda la Alhambra, yo iba como en una nube..
Después de andar por un pasadizo y pasar algún espacio que no se podía visitar, íbamos llegando al jardín del Partal cuando vimos un grupo de guardas de los de seguridad reunidos y mirando hacia los árboles, pero seguimos caminando sin darle importancia, por lo menos yo, que leyendo la guía y escuchando el aparato, no me interesaba nada de lo que pasaba a mi alrededor ni quería perderme detalle.
El Partal |
- Pero, se encuentra bien?
- Sí, perfectamente, contesté. Por qué?
- Te acaba de atacar un águila! me dijo Pepín.
- Te ha levantado los pelos para arriba. ¿No has notado nada? Dijo como incrédulo.
- Bueno, ahora que lo dices, sí. He notado como si algo se hubiera apoyado en mi cabeza para tomar impulso, pero muy suavemente... con mucha delicadeza.
Entonces los guardas nos explicaron que había un águila que rondaba la Alhambra hacía un par de días y que atacaba a las personas. Que el día anterior habían estado operarios de Icona pero no habían podido capturarla porque al ser una especie protegida no lo podían hacer de cualquier manera y que habían quedado en volver con una red.
Pero yo tengo mi propia teoría. Creo que el águila era el espíritu de Boabdil, que vino a saludarme, pues como reza la canción: "Dicen que es verdad, que nunca se fué, condenado está a vivir siempre en la Alhambra y a llorarla..."
No he vuelto a visitar Granada, y eso que no pudimos ver el Generalife porque estaba en obras, pero sigo enamorada de la Alhambra. De hecho, todos los que conocen mi casa saben que desde siempre, sobre el sofá del salón, tengo una colección de grabados antiguos de la Alhambra.
---------------------------------------
"Dale limosna mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario