Llevas tu vida normal, sorteando mas o menos bien los problemas diarios, pues cada día tiene su afán, ¡así es la vida! y de pronto... una circunstancia rara, un raro virus, nos hace dar un fuerte frenazo y el mundo se paraliza.
Cada poco rato mi estado de ánimo varía. Pasa por diferentes estadíos... incertidumbre, inquietud, temor, ánimo, resignación...
En mi casa, un piso alto, desde mi cocina con vistas, veo la calle desierta. Tengo enfrente la zona deportiva de mi barrio: Las piscinas de invierno y verano, las pistas de tenis, el pabellón, el polideportivo, la pista de hielo... y varios colegios. Todos los días laborables o festivos, la gente afluye a distintas actividades, lo mismo pequeños que mayores. A diario los niños con sus papas o abuelos a los colegios... los mayores a cursos de todo tipo o simplemente a andar... los medianos a trabajar pues también es camino de cercanías de renfe. Y los festivos? Pues igualmente porque hay partidos de fútbol, competiciones deportivas... y eventos. Sí, ¡estoy la mar de entretenida!.
De golpe y porrazo, de un día para otro, se ha convertido en una zona fantasma. Todo cerrado, nadie por la calle. Apenas una o dos personas que sacan a sus perros, o alguno que va o viene de comprar. No se oyen niños, no se ven mayores. A mis nietos los tengo que ver por videollamadas porque no pueden acercarse a nosotros, dicen. Tampoco puedes echar una mano a la familia porque aunque nosotros gracias a Dios estamos bien, parece ser que somos población de riesgo. Y en mi portal... somos cuarenta vecinos y no se oye ni el ascensor. En cambio, si he notado, si me asomo por las ventanas del otro lado, que hay mas vida en las casas de enfrente, hay mas persianas abiertas, mas luces encendidas. Se ve que la gente está en casa.
Y mis hijos... pues el que mas y el que menos trabajando en casa y buscando entretenimiento para los niños por las tardes porque por las mañanas hay que trabajar y estudiar. En fin, no sé como vamos a salir de esta, si debilitados o reforzados. La vida nos está dando una lección, creo que deberíamos reflexionar y sacar provecho de este confinamiento. Supongo que habréis leído, porque circula entre un aluvión de cosas, por Internet una bella e interesante reflexión de Francesca Morelli sobre el coronavirus: "El universo tiene su manera de devolver el equilibro a las cosas según sus propias leyes". Si no lo habéis leído, buscadlo.
Y aquí lo dejo... Os pongo otra cosita que publicó en faccebok una familiar mía de Argentina a la que sigo y que me estremeció:
De repente despertamos un día
y todo cambió... En Disney
se apagó la magia, la muralla china
no es tan fuerte, New York sí
duerme y ningún camino quiere
conducir a Roma... Los abrazos y
los besos se transformaron en
armas peligrosas y la escasez de
productos nos demuestra una vez
mas lo egoístas que somos...
Un virus se corona como dueño
del mundo y nos dimos cuenta de
nuestra fragilidad.
¡¡Suerte!!
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Es verdad! Todo es muy raro. No sé ni cuándo ni cómo saldremos. Pero sí que estamos aprendiendo una lección de vida. A ver si sacamos buenas notas. Rosa Mari.
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