LLEGÓ EL VERANO. 20 de Junio

     Dicen que ayer, a las 23,44 h., entró oficialmente el verano. Dicen que esta noche ha sido la noche mas corta. Yo siempre pensé que la noche mas corta era la noche de San Juan, pero ahora con tanto saber científico todo es exacto, o eso dicen.

V. Van Gogh.   (No todas las imágenes de verano tienen que ser de playa)

     
     También anoche, o mejor dicho, hoy a la 0,00 h. es decir dieciséis minutos después de entrar el verano, nosotros salimos del "estado de alarma".  Y ahora... qué?... Ya nos podemos mover por todo el territorio nacional. Ya pueden venir turistas. Ya podemos hacer vida casi ¿normal?...


     Recuerdo este invierno,  finales de 2019 y principios de 2020, cuando  hubo por todo el mundo esas borrascas de gran impacto, con inundaciones,  movimientos telúricos,  huracanes... tornados... con tantísimos desastres. Esas borrascas a las que les ponían nombres siguiendo las letras del abecedario: Amelie, Bernardo, Cecilia, Daniel, Elsa... etc. Las imágenes que salían en la tele eran desoladoras. A mi me angustiaba ver a la gente con las casas destrozadas, los campos arrasados, los animales muertos... y pensaba, e incluso se lo comentaba a Pepín. ¡Pobre gente! lo que se les ha venido encima. ¡Hay que ver lo que están pasando!,  y daba gracias a Dios de que nuestra zona se librara de ello.  Pero para mí pensaba,  porque me daba miedo verbalizarlo, decirlo en voz alta,  ¿Qué nos estará esperando a nosotros...? ¡Y llegó!... Y aquí seguimos, con la misma situación a pesar de la desescalada. A pesar del fin del estado de alarma.  Dicen que en la "nueva normalidad".  
     Espero que no se repitan los escenarios de marzo, abril, mayo... o junio. porque veo a la gente muy relajada.

     Mi percepción de la nueva realidad, mas que la nueva normalidad, si que ha variado sustancialmente.  No me siento con ganas de salir de casa, lo hago lo imprescindible. No tengo interés por viajar, aunque sea cerca de aquí. La tele me aburre, si acaso algún concurso pero sin estridencias, del tipo de "saber y ganar", "Boom" o "Pasapalabra". Nada de películas ni series. Y leer...? A rastras!. De hecho, este post lo empecé a escribir el domingo, día 21 y lo abandoné. Lo retomo hoy día 23.

      Y es que las cosas que han pasado, las situaciones que hemos vivido, le han quitado protagonismo, interés e importancia a todo. No sé ya qué vale la pena. Por mi edad, me siento vulnerable y atacada; muchos salen en defensa de los mayores pero porque queda bien pero en realidad fuera de nuestra familia no les importamos nada. Y si no decidme por qué tanta preocupación por abrir bares,  playas,  fronteras... y los centros de salud no funcionan con normalidad,  y los centros de especialidades te anulan las citas continuamente... Pues sencillamente porque los que mas lo utilizamos somos los mayores, porque somos los que tenemos mas achaques. Y lo dicho, no les importamos nada. 

     Hay un concepto que para mi,  ha cambiado esencialmente y es "fuerza mayor". ¿Qué es fuerza mayor? Hasta ahora lo mas esencial era, una cuestión de vida o muerte. Pero la muerte ha dejado de tener importancia. Es muy fácil morir, como dice mi sobrina que ha perdido a su marido y ni siquiera se pudo despedir de él, ni darle cristiana sepultura, ni hacerle un funeral.  Si eso no era fuerza mayor...  o mi cuñado, que también ha vivido sólo su calvario, aunque a él gracias a Dios,  sí le pudieron ver en el último suspiro su mujer y sus hijos. O un amigo que falleció al principio del caos y estuvo perdido sin que su familia diera con su paradero hasta un par de semanas después.

     No sé que va a quedar de esto en la memoria de la gente joven de hoy. Qué dirá la historia dentro de 40 o 50 años cuando las nuevas generaciones  lo pongan en tela de juicio. A lo mejor entonces entiendan por qué no se puede juzgar el pasado con los ojos del presente, como ellos han hecho.

"Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer".

                                                                                            

                                                                                                               Rubén Darío