"Costumbres de aquella era caballeresca y feroz,
en que degollando moros se glorificaba a Dios.
Mas tal es la historia nuestra: no es culpa mía si es bárbara;
yo cumplo con advertírselo a mi pueblo al relatársela".
José de Zorrilla, La leyenda del Cid.
En él se funden de un modo fascinante la aventura, la historia y la leyenda. Hay muchos Cid en la tradición española, y éste es el mío" Arturo Pérez-Reverte
Sobre el autor:
ARTURO PEREZ-REVERTE
Mi comentario:
Ya explica el propio Perez-Reverte en la sinopsis lo que ha querido transmitir en esta novela.
Básicamente es una versión extendida de algunas de las leyendas del Cid Campeador a partir del destierro impuesto por Alfonso VI después del episodio en Santa Gadea, cuando El Cid hizo jurar al rey, rojo éste de ira y vergüenza, que no había tenido nada que ver en la muerte de su hermano.
Creo que el escritor lo que quiere resaltar es el poder y la fuerza del líder. Cómo, haga lo que haga y diga lo que diga Rodrigo Díaz de Vivar, su gente le sigue a "pies juntillas". Son guerreros de profesión y si han perdido la confianza del rey buscan otros amos, a los que ofrecen sus servicios, sean moros o cristianos. Eso sí, nunca que vayan en contra de su rey, pues aunque haya sido desterrado, él le guarda lealtad absoluta.
ARTURO PEREZ-REVERTE
Mi comentario:
Ya explica el propio Perez-Reverte en la sinopsis lo que ha querido transmitir en esta novela.
Básicamente es una versión extendida de algunas de las leyendas del Cid Campeador a partir del destierro impuesto por Alfonso VI después del episodio en Santa Gadea, cuando El Cid hizo jurar al rey, rojo éste de ira y vergüenza, que no había tenido nada que ver en la muerte de su hermano.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana
al destierro, con doce de los suyos
Polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga...
"Oderint dum metuant". -Que me odien, pero que me teman-.
Escrito en su escudo, en latín.
Pérez-Reverte hace su propia versión de lo que pudo acontecer y nos da su visión de aquellas persecuciones de moros... negociaciones con ellos... luchas, vida en los campamentos... y cruentas batallas... todo ello con un lenguaje áspero y seco como corresponde a su estilo, imaginando las formas de hablar de aquellos hombres en aquellos tiempos, pero adaptado a los nuestros ¡claro! porque si no, no entenderíamos nada. Y ademas aderezado con un sin fin de palabras referentes a la vestimenta de los soldados, a los arreos de los caballos, a las armas y otras, (yelmo, cota de malla, almófar, loriga... arzón, impedimenta... aceifa, hueste, mesnada, etc.) que bien merecería un glosario explicativo al final del libro. En fin, es lo que tiene ser un académico de la lengua...
En conclusión, a mi me ha entretenido pero he terminado un poco saturada.
No tenia patria ni rey, solo un puñado de hombres fieles.
No tenían hambre de gloria, solo hambre.
Así nace un mito. Así nace una leyenda.
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