2 cebollas medianas.
1 vaso de los de agua, de vino tinto
Unos granos de pimienta negra. Nuez moscada.
Sazonar los solomillos con sal y
pimienta.
Poner al fuego una
cacerola con unas cucharadas de aceite (3 a 4) y cuando esté caliente, dorar los
solomillos por todos lados. Sacarlos a un plato y reservar.
Pelar las cebollas y
partirlas menuditas. En la misma cacerola, en el aceite sobrante (añadir un par de cucharadas mas), echar y
rehogar las cebollas, añadiéndole 3 ó 4 granos de pimienta negra y unas
ralladuras de nuez moscada.
Tapar bien la cacerola y
mantenerla al fuego mínimo hasta que la cebolla esté tierna y transparente, sin
quemarse. Más o menos media hora.
Agregar el vaso de vino,
subir el fuego y dejar que se consuma hasta que la salsa adquiera un color y
una densidad adecuados.
Pasar la salsa por el
chino, apretando bien por las paredes para que suelte todo el jugo. Comprobar
el sabor y si veis que tal, echar un poquito de azúcar.
Volver a poner la salsa
en la cacerola y colocar los solomillos para darles un hervor con ella.
¡Cuidado! Sólo un hervor. Tienen que quedar rosados por dentro
Muy buena la receta
ResponderEliminar