27 de septiembre de 2014

CRÓNICAS DE OTROS TIEMPOS

      ...continuación

      Os he contado lo que recuerdo que se guardaba en la bodega. Bueno, se me olvidaba lo de la leche. Creo que os dije que los abuelos tambien tenían alguna cabra, que al igual que los cerdos, pasaba un cabrero por las mañanas recogiéndolas para llevarlas al campo y las devolvía por la tarde. Cuando llegaba, la abuela se sentaba en una banqueta o sillita baja a ordeñarla y después cocía la leche en una gran sartén; cuando la vaciaba en la lechera las paredes de la sartén se quedaban impregnadas de una capa gruesa como de nata, que nosotros rebañábamos con una cuchara y estaba deliciosa.

    Ahora os contaré lo que recuerdo que se guardaba en la troje. Entre otras cosas, los melones y las sandías. Nada que ver con los que compramos ahora. Los melones eran puro azúcar y las sandías, de esas que crujen cuando las abres y que al verlas se te hace la boca agua, llenas de pipas negras -¡¡No sé que moda es esa de las sandías sin pipas!!.  No sé donde tenía el terreno en el que se sembraban, pero sé que entonces eran de secano, que es la fruta mas dulce. Algunos melones se colgaban en el techo del pasillo, con una especie de rejilla que se hacía de juncos y duraban hasta Navidad, o mas. Cuando salía algún melón o sandía  que al abuelo le parecía excepcional, guardaba las pipas, después de secas,  para simiente del próximo año y las metía en unos cántaros que también estaban en la troje. Las había de melón, de sandía... y de calabaza.

     En una ocasión, Aurelio se dio un susto de muerte. No sé si uno de los tíos o el abuelo le mandaron que subiera a por un melón y cuando abrió la puerta de la troje para subir, por poco se cae de espaldas al tratar de huir. Le habían puesto en lo alto de la escalera, el cascarón de una sandía convertido en una cabeza, con los huecos de los ojos y grandes dientes, y una vela encendida dentro. Igual que las calabazas que ponen ahora en la noche de halloween, pero que en aquel entonces ni se había oído hablar de tal fiesta.

     En cambio a mí, en uno de los ventanucos de la troje me dejaron un año los reyes, unos calcetines grises largos, una naranja y unas monedas.

    Ignacio dice que sentado en los peldaños de la troje, con ocho años, aprendió a hacer crucigramas con el ABC del abuelo.

     Había otra finca, "La Cortina", que dependiendo de la época del año, sembraban una cosa u otra. Y así,  aparte de los melones... las sandías... los cántaros de simientes... y algunos aperos de labranza, en la troje había: garbanzos... trigo... cebada... Ya veis lo que la troje daba de sí... Subir allí, era una aventura.
                                                                          Continuará...



Esto es por regalaros una foto de la zona.
La casa de enfrente de los abuelos, y donde yo nací.

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Frase:

"Un amigo es uno que lo sabe todo de tí y a pesar de ello te quiere"
                                                 
                                                                          Elbert Hubbard.


     

2 comentarios:

  1. Cuanto aprendemos contigo tita, me encanta tu blog!!!! Maria Eugenia

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  2. Que historias tan interesantes.

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