El otro día tuve invitados a comer y pensando en los postres que suelo hacer, y repasando mi libro recopilatorio de recetas, tropecé con este que hacía mucho tiempo que no preparaba. Es tan sencillo y ¡tan rico!, que os lo pongo aquí por si queréis probar.
- 1 tarrina de 250 gr. de queso “Mascarpone”
- 3 huevos.
- 3 cucharadas de azúcar.
- 1 taza de café, a la que añadimos una copita de ron, o amaretto.
- 1 paquete de 250 gr. de bizcochos de soletilla.
- Cacao en polvo. (yo lo compro puro)
Batir bien las yemas con el azúcar. Añadir el queso y mezclar bien.
Montar las claras a punto de nieve y añadirlas a la mezcla anterior con movimientos envolventes, de abajo a arriba, hasta que se forme una crema homogénea y compacta.
Colocar en un molde cuadrado o rectangular, una capa de bizcochos, con
la parte curva hacia el fondo del molde y procurando que encajen bien para
cuando llegue la hora de desmoldar. Ayudándose con una cuchara, empapar un poco los bizcochos con el café, al que hemos añadido la copita de licor. A continuación echar una buena capa de crema repartida por toda la superficie, (mas o menos la mitad). Repetir la operación con otra capa de bizcochos,
empaparlos, y echar el resto de la crema. Por último otra de bizcochos y empaparlos.
Dejar en la nevera unas horas. Mejor de un día para otro.
Desmoldar el pastel, y antes de servir y
ayudados con un colador cubrir la superficie con cacao puro.
NOTA.- Se pueden sustituir
los bizcochos de soletilla por un bizcocho corriente, pero en este caso hay que
dividirlo en tres discos y proceder igual capa a capa.
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¿Veis que aspecto?, ¡¡Pues los hechos, mejor!!
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