Hemos estado en el Valle de Iruelas.
Tenemos confinamiento perimetral en toda la Comunidad de Madrid, pero solo los días del puente de Todos los Santos. A partir del día 3 volvemos a tener libertad para salir de la autonomía pero, ¿de qué nos sirve? ¡si las comunidades que nos circundan no permiten tampoco la entrada!. En fin, ahora sí... ahora no... y, ¿dónde estamos?. Es evidente que tenemos que cuidarnos y cuidar nuestro entorno, pero no estoy segura de que los que ponen las medidas preventivas tengan muy claro lo que conviene. No hay un criterio común. Lo que unos dicen, a otros no les conviene... si tu dices esto, yo digo lo contrario. Muchas medidas, muchas restricciones, pero esto no para. ¿Sirven de algo las medidas?... o ¿"estas" medidas?. Todos damos palos de ciego. Perdonad por este desvío, me he ido por los cerros de Úbeda.
Un par de días antes de empezar el estado de alarma y de producirse el cierre perimetral, fuimos al Valle de Iruelas en la provincia de Ávila, a ver a mi cuñada y recoger unos membrillos que nos regalaban. Ya sabéis que nos gusta hacer en este tiempo nuestras mermeladas y dulce de membrillo.
Entrar en el Valle es encontrar la paz y el sosiego. Hacía un día maravilloso y propicio para andar un poco y nos adentramos por un camino que subía una pendiente que ya no es apta para mi caja torácica pero que la subí con alegría solo por sentir los ruidos del silencio que se podían disfrutar allí arriba, con el premio añadido de que nos topamos con unos grupitos de níscalos deliciosos. Yo creo que allí arriba tuvimos buena compañía...
Pépín se encontraba como pez en el agua pues el Valle de Iruelas es parte de su infancia y de su adolescencia.
Algunos rincones del lugar, que las fotos no les hacen justicia en absoluto!
La pendiente, hacia abajo |
Pensamiento:
“No hay mejor momento que el otoño para empezar a olvidar las cosas que nos molestan. Dejar que se suelten de nosotros como las hojas secas, pensar en volver a bailar, disfrutar de cada momento de sol que todavía calienta, calentar el cuerpo y el espíritu con sus rayos, antes de que se vaya a dormir y se convierta en una débil bombilla en el cielo.”
Paulo Coelho
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