22 de enero de 2014

CRÓNICAS DE LOS TIEMPOS DE PAPÁ, XXX

       Hace mas de un mes, que por diversas circunstancias, no escribo sobre los tiempos de papá. Acabó el año de su centenario y debo terminar lo que empecé.     

     Ya dije que lo que yo escribiera se iba a quedar muy pobre comparado con lo que viví, y al repasarlo veo que no me equivoqué.

     Continuando donde lo dejé y recordando las navidades, creo que comenté que la noche de Nochebuena, muchas veces la pasamos con tía Carmen y los suyos. Montábamos el Belén con musgo de verdad que buscaba papá y después de cenar íbamos a la Misa del gallo. Entonces se vivía muy intensamente el espíritu navideño, en su vertiente religiosa y familiar. No había tanta fiesta fuera de las casas ni tanto consumismo como hay ahora. Eran tiempos mas austeros.



     Terminé mis estudios de taquigrafía y máquina y en el año 62 empecé a trabajar en una empresa en la que estuve treinta y cinco años. El trabajo me lo consiguió un vecino que trabajaba de contable en otra empresa del dueño.

    Recuerdo el primer día que me presenté. Me acompañó papá y a mí me temblaban las piernas. Algún tiempo después, Benita, la señora de la limpieza, me comentaba que al verme pensó que papá era algún proveedor que venía a hacer una gestión y que a mí me llevaba al colegio de al lado que entonces existía allí y que era de monjas. Tenía yo entonces diecisiete años y dice que llevaba calcetines. Tal era la apariencia infantil que yo tenía.

     Mamá fue la que insistió en que aceptara el trabajo, pues papá no estaba por la labor ya que aunque él fue el que se preocupó de mi preparación, le parecía pronto, y consideraba que hacía mas falta en casa echando una mano a mamá con los pequeños.

     Era una empresa familiar y pronto me adapté a mi trabajo, en el que estuve, como he dicho 35 años. De hecho es en el único sitio donde he trabajado.

     Con mi primer sueldo mamá me compró una cadena y una medalla de oro, que aún conservo, claro.

     Todos los años, por Navidad nos regalaban un pavo y un par de botellas de vino por lo que a partir de entonces la cena de Nochebuena no había que pensarla. Comimos el pavo de todas las formas posibles: asado, en salsa, en filetes, etc... Aunque realmente la forma en que triunfaba era asado.  No hay documento gráfico. Algunos  años después Agustín lo inmortalizó en alguna de sus películas de super8, pero es difícil transcribirla a este blogg.



        No he conseguido subir un vídeo que he sacado de la película super8, de la Navidad del 71. Solo he podido sacar unos fotogramas de donde está el pavo.

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Frase:

"El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va"...           A. De Saint Exupery


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