Día de Reyes
Y llegó el día de Reyes. Y yo continuaba en el hospital. La víspera hizo un día infernal. El viento y el agua azotaban los cristales de la habitación y yo pensaba en la cabalgata y en los niños. A pesar del tiempo la cabalgata salió y los niños fueron a verla.
Por culpa de este percance, no pude escribir a los reyes y aún así vinieron al hospital y dejaron algunas cosas para los niños.
El día de Reyes amaneció algo mejor, nos pusieron para desayunar roscón, y a partir de las doce de la mañana, dejaron pasar a los niños. Así pues quedaron todos a las doce y media y montaron la fiesta en la habitación. Fue muy bonito todo.
La noche anterior puse en la pared unas cartulinas de colores que me trajo Leticia, con el nombre de mis nietos, y resultó!!. Los Reyes dejaron unos regalitos para ellos. Luego todos vinieron cargados con los regalos que habían dejado en sus casas para unos y para otros y se organizó un buen follón con las sorpresas y las risas de todos. Lo pasamos genial!!.
Yo tenía un poco de apuro por mi compañera de habitación, que estaba con sus propias visitas y le pedí disculpas. Pero me dijo: "No te preocupes, que viendo la alegría de los niños se me han quitado todos los males".
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Mamá también tuvo su día de reyes y su roscón. Les organizaron una fiesta en la resi, en la que tuvieron la visita de los Reyes y un grupo de jóvenes les acompañó con su música. |
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Tres días mas en el hospital, y me mandaron a casa. Algo que quizá se hubiera resuelto en tres o cuatro días, por culpa de tantas fiestas se alargó a once.
Mi estancia en el hospital ha sido una lección de humildad. Sí, me he dado cuenta de que nadie es imprescindible y que las cosas funcionan igual si yo no estoy. También, que tengo una familia maravillosa, aunque eso siempre lo he sabido. Y que tengo un marido que es mi media naranja absoluta, que llena mi vida con su cariño y su compañía.
¡¡Os quiero!!
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