¿Mi nombre verdadero? Nadie lo recuerda...
¿Los sucesos de aquel verano? Nadie mas los conoce.
En el verano de 1862, un grupo de jóvenes artistas, guiados por el apasionado y brillante Edward Radcliffe, viaja a Birchwood Manor, una casa de campo en Berkshire. Tienen un plan: vivir los siguientes meses recluidos y dejarse llevar por su inspiración y creatividad. Sin embargo, cuando el verano toca a su fin, una mujer ha muerto de un disparo y otra ha desaparecido, se ha extraviado una joya de valor incalculable y la vida de Edward Radcliffe se ha desmoronado.
Unos ciento cincuenta años más tarde, Elodie Winslow, una joven archivista de Londres, descubre una cartera de cuero que contiene dos objetos sin relación aparente: una fotografía en sepia de una mujer de gran belleza con un vestido victoriano y el cuaderno de bocetos de un artista en el que hay un dibujo de una casa de dos tejados en el recodo de un río.
¿Por qué ese boceto de Birchwood Manor le resulta tan familiar a Elodie? ¿Y quién es esa hermosa mujer que aparece en la fotografía? ¿Le revelará alguna vez sus secretos?
Narrada por varias voces a lo largo del tiempo, La hija del relojero es la historia de un asesinato, un misterio y un robo, una reflexión sobre el arte, la verdad y la belleza, el amor y las pérdidas. Por sus páginas fluye como un río la voz de una mujer ya libre de las ataduras del tiempo y cuyo nombre ha caído en el olvido: Birdie Bell, la hija del relojero, la única persona que vio todo lo sucedido.
KATE MORTON, escritora nacida en Berri, una pequeña aldea australiana, hace 43 años.
Graduada con honores en Literatura Inglesa por la Universidad de Queensland Licenciada en Discurso y Drama en el Trinity College de Londres y un curso de verano de Shakespeare, en el Royal Academy of Dramatic Art.
Casada con el músico de jazz, Davin, con el que tiene dos hijos.
Ha publicado hasta la fecha seis novelas:
"La casa de Riverton" 2006, "El jardín olvidado" 2008, "Las horas distantes" 2010, "El cumpleaños secreto" 2012, "El último adiós" 2015, y, por último, la que nos ocupa, "La hija del relojero" en 2018.
"Tengo una obsesión con las casas, tanto reales como imaginarias. No sé si porque me mudé tantas veces de niña pero, desde que me alcanza la memoria, siempre he sido consciente de que las casas almacenan recuerdos. Me encantan los aspectos físicos -las chimeneas, las buhardillas y sus ventanas, las azoteas de líneas torcidas, los tejados inusuales- y también el papel de la casa como ese edificio en el que los humanos vivimos nuestras vidas..."
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Mi comentario:
Desde que leí "El jardin olvidado", no me he perdido ninguna de las novelas publicadas de Morton, incluso me leí "La casa de Riverton" publicada con anterioridad.
Me gusta mucho la atmósfera que crea y el ambiente con que rodea las historias... siempre con la existencia de una casa enigmática... secretos de familia... me gusta el retrato que hace de los personajes... el ir y venir en el tiempo para ir construyendo un puzle que culmina siempre con un resultado sorprendente al colocar la última pieza... Y el que sus principales protagonistas sean siempre mujeres... Estas son mas o menos las premisas y la liturgia de sus escritos y con los que yo siempre he disfrutado.
Pero, ¿Que ha pasado con La hija del relojero? Pues no sé si yo tenía puestas muy altas las expectativas... si no era el momento de leerla... Si la traducción no estaba muy cuidada... pero lo cierto es que estuve tentada de abandonar su lectura en varias ocasiones. ¡No me enteraba de nada!. Entre el año en que sitúa la acción principal, verano de 1862, en que Edward Radcliffe, viaja a Birchwood Manor con un grupo de amigos, y el verano de 2017 en el que Elodie Winslow, descubre unos objetos que le llaman la atención y decide investigar, hay tantas idas y venidas descolocadas en el tiempo, a 1899, a 1928, a 1940, a 1882, a 1992, a 1962, volviendo a 2017 cada vez, ademas de una narradora atemporal. Tantos personajes... que aunque todos estaban relacionados con la casa, verdadera protagonista, y son los que iban construyendo la historia, yo estaba perdida la mayor parte del tiempo, teniendo que volver hacia atrás en muchas ocasiones. Me ha parecido caótica, tanto es así que al llegar al final me faltaban piezas, que se me debieron perder por el camino. Pero ¡de verdad! me da mucha pereza volver a buscarlas.
"Al final no pudo soportarlo mas. Guardó sus cosas para marcharse y yo no pude impedirlo.
Los otros le siguieron, igual que siempre.
¿Y yo? Yo no tenía opción; me quedé aquí.
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