En 1970 se inauguró el paso elevado sobre La Castellana, que salvaba el vado existente entre las calles de Juan Bravo y Eduardo Dato. Este paso se hizo para facilitar la comunicación entre las zonas este y oeste de la capital, absolutamente necesario debido a la rápida expansión urbana que había experimentado Madrid.
Fue una obra de ingeniería modélica, con 320 m. de longitud y 16 m. de anchura. Todo el tablero es un gran plano inclinado, con una pendiente continua desde la calle de Serrano hasta la calle de Fortuny. Se encargaron del proyecto los ingenieros: Corral López Dóriga, Fernández Ordóñez y Martínez Calzón. Eusebio Sempere fue el artista encargado de diseñar las barandillas, que con un entrecruzado de líneas rectas y otras en forma de “s” producen en el viandante sensación de movimiento, marcando un poco la pauta para lo que vendría después.
Una vez inaugurado este paso elevado, entre los ingenieros y el artista surgió la idea de crear un museo de escultura moderna en la parte inferior. La idea era novedosa pero tuvo buena acogida por parte de las autoridades municipales, máxime cuando la cuestión económica que supondría la adquisición de las obras a exponer, fue solventada con la donación de las mismas por parte de los propios autores o sus familiares. Con lo que el Ayuntamiento sólo tuvo que ocuparse de la preparación y acondicionamiento del espacio.
Repasando, un poco por encima, el gran patrimonio artístico de Madrid; buscando algún elemento para mi trabajo de arte, tropecé con este espacio, que cumplía varios requisitos atractivos para mí.
Teniendo en cuenta que mis trabajos anteriores fueron: sobre pintura en el 1º Curso, exposición de Vermeer en el Museo del Prado, siglo XVII; y sobre arquitectura y urbanismo en el 2º Curso, la Hispania romana. “El arco de Cáparra” en Cáceres, siglo I; para este 3º Curso había pensado en alguna obra escultórica. Así pues, este espacio entraba dentro de lo que yo buscaba: era escultura.
Además era una muestra con un número de obras bastantes representativas de arte moderno, circunstancia ésta que fue la que mas me decidió, pues después de haber tratado obras de tiempos pasados, ahora tocaba ocuparse de algo mas contemporáneo. Por último, era un espacio bastante accesible para visitar y fotografiar cuantas veces quisiera y sobre todo, y definitivo: ¡no sé nada de arte moderno!.
Así pues este trabajo va a ser un paseo por el Museo al Aire Libre de La Castellana. En él voy a tratar de bucear un poco en el arte abstracto, al que no conozco en absoluto y por lo tanto no aprecio nada más que como motivo decorativo.
Haré una exposición general del espacio, de su ubicación y su historia. Me detendré en cada obra, para cuya descripción acudiré a expertos, pues me siento incapaz de hacerlo por mí misma. De esta forma trataré de comprender algo mejor esta parcela del arte.
Para todo ello, aparte de las visitas “in situ” y algunas reseñas de libros de arte, mi mayor fuente de información por ser, a mi juicio, bastante completa, será la página web que el Ayuntamiento de Madrid ha creado para este Museo.
Paso elevado sobre La Castellana, debajo del cual se halla el Museo. |
EL MUSEO
Cuando surgió la idea de crear un museo bajo el paso elevado de La
Castellana, el propósito según José Antonio Fernández Ordóñez, uno de los
ingenieros artífices del proyecto, era “recuperar
un espacio urbano para uso común convirtiéndolo en zona de paso, descanso y
esparcimiento y acercar al público el arte abstracto español, poco conocido
hasta ese momento”.
Aunque
el proyecto fue aprobado en 1971 y se abrió al público en 1972, la inauguración
oficial no se efectuó hasta siete años después, en 1979, por la polémica
surgida con respecto a la escultura de Chillida:
“Lugar de encuentros III” ó “La sirena
varada”, creada especialmente para quedar suspendida de los pilares del
puente y a lo que el Ayuntamiento, presidido entonces por el Sr. Arias Navarro,
se opuso rotundamente por su excesivo peso (
El espacio tiene una superficie aproximada de |
Siguiendo el plano inclinado del paso elevado, el museo se ha estructurado en tres niveles, unidos por tramos de escaleras, en descenso suave hasta La Castellana y, salvando la calle, cerrar la exposición al otro lado del Paseo.
En el vértice del puente con el muro de la calle de Serrano, hay una cascada de láminas de agua, diseñada por Eusebio Sempere, que al igual que en las barandillas del puente, en las pasarelas y en el resto de los elementos del conjunto, como son los asientos, juega con las formas onduladas originando efectos de luz y movimiento.
Todo el pavimento del museo es de granito, así como el fondo del estanque que recoge las aguas de la cascada.En cuanto a los artistas representados, un total de diecisiete, pertenecen a dos generaciones de la vanguardia española: A la 1ª generación, llamada “vanguardia histórica”, pertenecen: Julio González, Alberto Sánchez y Joan Miró; y deben considerarse como una muestra simbólica de la gran aportación española al arte del siglo XX. A la 2ª generación pertenecen el resto de los artistas, herederos del espíritu vanguardista anterior a la guerra civil, y son la llamada “generación de los años 50”. Con todos ellos se consiguió reunir una importante colección, que según la prensa del momento, sería “envidiada por cualquier museo del mundo”,
EL ARTE ABSTRACTO
Esta revolución no depende de los caprichos de una generación de artistas, pues ellos se limitan a traducir las concepciones intelectuales y sociales de un momento histórico. Por lo tanto, son los cambios filosóficos, científicos y políticos, los que exigen del arte una forma diferente de afrontar la realidad.
Einstein, Freud: "el artista de 1900 se entera con asombro de que el espacio y la materia son realidades diferentes a las visibles y que el ser humano es mucho mas complejo y profundo de lo que se había pensado en siglos anteriores. Ha de llevar a su parcela estas dimensiones nuevas descubiertas por la ciencia".
La escultura es una da las ramas del arte que mas acusa esta revolución. El “cubismo” supone la ruptura definitiva con la tradición. El “realismo” y el “expresionismo” les descubren la expresividad mediante deformaciones. Dentro de la Abstracción, el “constructivismo”, busca la forma al margen de la masa; se cultivan las formas ahuecadas antes que los volúmenes cerrados.
Las innovaciones plásticas del s. XX son tremendamente audaces y podríamos sintetizarlas en los siguientes principios:
- El hueco: "Crea formas como el silencio en la obra musical". (Gargallo)
- Deformación: "Constituye un recurso tradicional del artista en el que se descubren nuevas posibilidades". (Moore).
- Incorporación del espacio: "La escultura se funde con su contorno". (Hnos. Pevsner)
- Abstracción: "Las formas sin apoyo en la realidad han renovado el léxico escultórico" (Chillida).
- Movimiento: "Unión de la energía y la forma en esculturas-máquinas". (Calder).
LAS OBRAS EXPUESTAS
Si inicio el paseo desde la calle de Serrano la primera obra que me encuentro es la de Gustavo Torner “Plaza-escultura“. Situada en una pequeña terraza- mirador, desde donde se aprecia una perspectiva general del museo.
“Plaza-escultura”, 1972 (218x391x391cm) Cobre y granito |
En el primer
nivel se encuentran las siguientes esculturas:
"Mediterránea" 1972 (150x370x50). Acero pintado al duco |
“Mediterránea” de Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria 1925).
Colocada en el centro del estanque. Está realizada en láminas de acero, soldadas y pintadas al duco, en rojo brillante. Con el color, sin intención decorativa, Chirino, pretende atenuar las líneas y acentuar el carácter liso de las superficies reforzando la sensación de ligereza. Según el autor, esta obra evoca el mar, la luz y la claridad del Mediterráneo. El rojo brillante y las formas sinuosas, que se reflejan en el estanque, contrastan con el blanco de los materiales del fondo.
“Un món per a infants” 1971 (200x200x64cm) Acero inoxidable |
"Estructuración hiperpoliedrica del espacio" 1971 (180x180x180 cm). Acero inox. |
Estructura permutacional, 1972 (180x150x150.) Acero inoxidable. |
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