15 de septiembre de 2019

PANTANO, VERANO 2019

     Después del paréntesis del mes de Agosto, en que estuve sin wifi y gasté mis datos en otros menesteres, por lo que no pude ocuparme formalmente de mi blogg, aquí estoy de nuevo y con nuevas energías. 

     Lo hemos pasado en el pantano, disfrutando a tope de los nietos, que te dan inyección de vida por un lado y te matan por otro. 


     Este año el pantano nos ha servido de poco porque estaba casi seco, con lo que bajar a la playa con el calor que hacía y lo lejos que quedaba el agua, era un suplicio, solo lo hemos hecho un par de veces y porque venía Alberto y nos animaba a ello. Pero hemos hecho algunas otras cosillas.


     Así que, como todos los años, permitidme que comparta con vosotros, y así me sirve a mi de repaso, un pequeño resumen de nuestras actividades.


Así teníamos el pantano.





Así se divertían en la playa las dos o tres veces que bajamos


Paseando por el monte, las niñas descubrieron este parque  de recreo que alguna persona imaginativa y con tiempo para ello, ha construído de una forma totalmente altruista. ¡¡Admirable!!
     
Alguna visita a la piscina del pueblo...  tardes de bici
y noche de cine con Alberto.


Una tarde preparamos en la terraza un taller de pintura sobre piedras.
      Cada uno eligió su piedra y según la forma que tenía, cada uno decidió en qué la iba a convertir. Y este fué el resultado.
      Marta decidió que su piedra sería una tortuga sobre agua. Ana pensó que la suya podría ser una cámara fotográfica. La que eligió Teo le pareció estupenda para convertirla en una porción de pizza y Lea dijo que la suya era un corazón. Para motivarlos, y confieso que porque me picó el gusanillo, yo también elegí mi piedrecita y decidí que sería una zapatilla. Lo cierto es que buscamos unas camisetas viejas, nos pusimos manos a la obra y pasamos una tarde muy entretenida. Todos quedaron muy satisfechos.

    Después de unos días se fueron las mayores... y vinieron los dinosaurios. 




     Los pequeños se quedaron algún día mas y al pueblo llegó el Mercado Jurásico. 

     Nos acercamos con ellos a verlo pues aparte de los superheroes, lo que más les gusta son los dinosaurios. Se saben  los nombres de casi todos, que yo soy incapaz de recordar ni pronunciar, y tienen muchas figuras de ellos.

     El mercado era un poco como cualquier mercado medieval, con muchos puestos de artesanía pero tenía de especial algunas zonas temáticas sobre estos bichos, y actividades para los niños relacionadas con ellos. Como por ejemplo una exposición callejera explicando como se desarrollaba un huevo de dinosaurio; o una gran mesa con arena donde los niños, con un cepillo  simulaban ser arqueólogos descubriendo huesos en el fondo.  También había una noria manual, un castillo hinchable, Cuentacuentos, títeres...


Y diferentes y divertidos  fotocols, como este.


     Pero realmente lo que anunciaban como plato fuerte, era la aparición en el mercado de dos enormes dinosaurios o dragones, que saldrían del castillo de San Martín. Así que allí nos fuimos para verlos mejor. La espera fué larga, aunque mientras tanto vimos un espectáculo en el patio del castillo, un poco cansino y aburrido para los niños, que estaban ansiosos por ver a los bichos. No aparecieron hasta que no se hizo de noche. Y entre la poca luz reinante y la gran cantidad de gente que había, las fotos resultaron difíciles.

Ahí está uno de ellos, saliendo en el patio del castillo.   

--------------------------

     También hubo tiempo de hacer y recibir visitas. Fuimos a ver las gallinas de tío Paco, visitamos La Rinconada, recibimos a Rosamari y a Arancha y su familia, con los que pasamos una tarde muy agradable. Y hasta celebramos un cumpleaños.


No nos faltó entretenimiento

-o-


   La última semana Alberto se llevó a los niños y nos quedamos solos... y vacíos, sin saber que hacer. Pepín se metió en el trastero a trastear y yo a dar vueltas por la casa. Un día nos fuimos de excursión a Puebla de Montalban, cuna de Fernando de Rojas, autor de "La Celestina" (tenemos que volver) y el resto... pendientes de Juanita. Ah! ¡que no os he contado lo de Juanita!, la okupa. En el próximo post...



----------------------------------
Frase:

     "Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea."
                                                                                             (Paulo Coelho)



No hay comentarios:

Publicar un comentario