Después de mi estancia en el hospital y mi convalecencia, he empezado a ir otra vez a la residencia para acompañar a mamá, aunque en pequeñas dosis, de momento.
No he encontrado mucho cambio en ella, sigue con sus actitudes un poco chocantes de vez en cuando, pero parece que está muy bien de salud y muy tranquila. Ya adaptada a su ritmo de la residencia.
Habla muy poco y sonríe de tarde en tarde. Y el tiempo que tenemos, oscuro, muy húmedo y frío, no contribuye a levantar el ánimo a nadie.
Voy por la mañana dos días en semana, a principios y a finales. El resto van Manolo, Angel y R. M. o M.J. Ya no me quedo a darle de comer porque parece que come bien ella sola ayudada por las auxiliares. El ratito que estoy con ella lo pasamos en el salón viendo la tele, alguna revista o las fotos del móvil. O bien nos vamos a la cafetería y se toma un café o un refresco. A ver si vienen días mejores, que luzca el sol y haga menos frío, y podemos salir a la calle a dar algún paseo por el bulevar y tomar el aire. Y se nos levanta el ánimo...
Sigue yendo a terapia a pasar el rato, porque lo único que hace allí es devanar lana y hacer y deshacer el ovillo. Incluso el último día que estuve, el lunes, cuando me asomé a la puerta para verla, estaba adormilada. La recogí y así estuvo casi el resto del tiempo.
Por las tardes, según M. J., no varía mucho el panorama. Cuando la recoge la da de merendar y luego la lleva a fisio, de donde sale enfadada la mitad de los días. Algunas tardes juegan al bingo y otras las pasan en la cafetería. Los domingos tienen Misa.
Este sábado es su cumpleaños, 96 años. Iré por la mañana y supongo que tendrá muchas visitas durante el día. A ver si está espabilada y lo puede disfrutar.
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Pensamiento:
"Una pena imaginada es mas que acontecida". Calderón de la Barca.
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