Con los últimos acontecimientos, se me quedó traspapelado el post de Campello. Como ya lo tenía escrito, he decidido publicarlo tal cual, aunque sea con un poco de retraso.
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¡Pues no!, Resulta que Benavente no fué la despedida del verano. Todavía nos permitimos una última escapadita, ya en el límite de la entrada del otoño. Otra vez al mediterráneo... Otra vez a Alicante... Otra vez a Campello...
Esta vez se vino Rosamari con nosotros.
Cuatro días, que nos dieron para todo: Para bañarnos, para pasear, para hacer turismo y para descansar.
Un mar totalmente en calma |
Un paseo por Alicante entre los gigantes y longevos Ficus |
Una caminata por Campello hasta la torre de la Illeta |
¡¡Objetivo cumplido!! |
A la vuelta nos encontramos con este monumento al pescador, que simboliza una barca y que se complementa con el que hay en la playa, que simboliza un faro |
Noche de luna llena |
y bajaré la luna para que juguemos... |
Ahora sí, ya está aquí el otoño y es tiempo de recuperar la rutina
Frase:
“No hay mejor momento que el otoño para empezar a olvidar las cosas que nos molestan. Dejar que se suelten de nosotros como las hojas secas, pensar en volver a bailar, disfrutar de cada momento de sol, que todavía calienta, calentar el cuerpo y el espíritu con sus rayos, antes de que se vaya a dormir y se convierta en una débil bombilla en el cielo.”
Paulo
Coelho
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