SINOPSIS
La novela es el relato de las andanzas de un hidalgo manchego, Alonso Quijano, ya de cierta edad, fanático de las historias que cuentan los libros de caballería a cuya lectura es aficionado y que un día decide convertirse en caballero andante para, como él dice, "desfacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal". Se bautiza así mismo como Don Quijote de la Mancha, se arma caballero y a lomos de su rocín, al que llama Rocinante y acompañado de Sancho Panza, su escudero, se va en busca de aventuras, en las que debido a su gran imaginación, o locura, siempre ve una realidad desvirtuada provocándole mas de una calamidad.
Reseña del autor:
MIGUEL DE CERVANTES, escritor nacido en Alcalá de Henares (Madrid) en 1547 y fallecido en Madrid en 1616.
Fué soldado, novelista, poeta y dramaturgo del "Siglo de Oro" español.
Apodado con el sobrenombre de "El príncipe de los ingenios"
Está considerado la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito El Quijote, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, ademas de ser el libro mas editado y traducido de la historia, después de La Biblia.
Mi comentario:
En absoluto me siento capacitada para hacer un solo comentario de este libro. Me da demasiado respeto.
Solo diré que aparte de narrar las aventuras del "Caballero de la triste figura" (como también fué conocido D. Quijote) el libro está salpicado de historias y cuentos de los personajes con los que D. Quijote y Sancho se van encontrando, formando todo ello un cúmulo de situaciones extravagantes
Os transcribiré algún párrafo y os animo a que lo leáis. Es obligado.
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-Ni yo lo digo ni lo pienso –respondió Sancho-; allá se lo hayan; con su pan se lo coman; si fueron amancebados, o no, a Dios habrán dado la cuenta; de mis viñas vengo, no sé nada; no soy amigo de saber vidas ajenas; que el que compra y miente, en su bolsa lo siente. Cuanto más, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; mas que lo fuesen, ¿qué me va a mí? Y muchos piensan que hay tocinos, y no hay estacas. Mas ¿quién puede poner puertas al campo? Cuanto más, que de Dios dijeron.
-¡Válame Dios -dijo don Quijote-, y qué de necedades vas, Sancho, ensartando! ¿Qué va de lo que tratamos a los refranes que enhilas? Por tu vida, Sancho, que calles, y de aquí adelante entremétete en espolear a tu asno, y deja de hacello en lo que no te importa...
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-Muchas y muy graves historias he yo leído de caballeros andantes, pero jamás he leído, ni visto, ni oído, que a los caballeros encantados los lleven desta manera y con el espacio que prometen estos perezosos y tardíos animales; porque siempre los suelen llevar por los aires, con estraña ligereza, encerrados en alguna parda y escura nube, o en algún carro de fuego, o ya sobre algún hipogrifo o otra bestia semejante; pero que me lleven a mí agora sobre un carro de bueyes, ¡vive Dios que me pone en confusión! Pero quizá la caballería y los encantos destos nuestros tiempos deben de seguir otro camino que siguieron los antiguos. Y también podría ser que, como yo soy nuevo caballero en el mundo, y el primero que ha resucitado el ya olvidado ejercicio de la caballería aventurera, también nuevamente se hayan inventado otros géneros de encantamentos y otros modos de llevar a los encantados. ¿Qué te parece desto, Sancho hijo?
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