24 de mayo de 2018

INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL MUNDO LABORAL

     Repasando hace unos días mis trabajos de la Universidad, encontré el de la “Incorporación de la mujer al mundo laboral”. Me pareció que estaba de total actualidad y he pensado en compartirlo con vosotros.

     Es de 2005, hace 13 años. Espero que lo leáis cuando tengáis un ratito y que os parezca tan interesante como a mí cuando lo hice y también espero que la gente joven entienda mejor algunas cosas.  

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3º CURSO de “cultura y CIVILIZACIÓN”
Asignatura: INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA
TRABAJO DE FIN DE CURSO:

INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL MUNDO LABORAL


INTRODUCCIÓN

Tengo en mis manos el libro de N. Gregory Mankiw: “Principios de Economía”. Lo he cogido con muy buen ánimo, dispuesta a empaparme de él y encontrar un tema para mi trabajo.

         Me he leído con mucho interés, incluso los he copiado, los diez principios de economía: los cuatro de la toma de decisiones, los tres de cómo interactúan los individuos y los tres de cómo funciona la economía. He tratado de leer cómo piensa el economista y a continuación, sin desanimarme todavía, he buscado un tema que me pudiera resultar más ó menos comprensible para poder desarrollarlo y… no entiendo nada. Ni la exposición,  ni los conceptos. Y no es porque no se explique bien el tal Mankiw, sino porque todo esto me supera.

         Al final me voy a decidir por hacer mi trabajo sobre una de las sugerencias apuntadas por el profesor y que se refiere a las condiciones previas de la mujer en su incorporación al mundo laboral y voy a añadir, las repercusiones económicas producidas por esta incorporación y haré algún apunte sobre la discriminación laboral, después de haber trabajado durante treinta y cinco años en una pequeña empresa donde no me sentía discriminada porque me parecía lo normal y lo tenía asumido. Ha sido después, al cabo de mucho tiempo cuando me he percatado de que no tendría que haber habido diferencias entre mis compañeros y yo por el mero hecho de ser mujer.

         Basándome en mi experiencia aunque sin entrar en historias personales, trataré de desarrollar el tema de forma general, englobándolo todo dentro del contexto de  “Incorporación de la mujer al mundo laboral” sin saber lo que me 
va a dar de sí. 


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INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL MUNDO LABORAL

         Actualmente son la mayoría de las mujeres las que van a la Universidad o hacen cursos de Formación Profesional para su incorporación al mundo laboral, y no se concibe de otra forma pues su integración en él ya es un hecho y ya, para cualquier puesto en cualquier empresa, se exige un cierto nivel de estudios -mayor cada vez- por la gran competitividad que existe. Pero no sucedía lo mismo hace cuarenta y cinco o cincuenta años. Es verdad que siempre ha habido mujeres que han estudiado y trabajado, pero eran las menos; las más, su fin primordial, y para lo que se preparaban, era para el matrimonio, la casa y los hijos.

Condiciones previas a esta incorporación.

1.-Hablemos de los estudios.
Siempre refiriéndonos a la clase social no privilegiada, la clase obrera, la que abarca a la mayoría.
        
        Generalmente son familias numerosas en las que sólo trabaja el padre, cabeza de familia, y en este contexto, claro, a los que había que procurar proporcionarles un buen porvenir era a los hijos varones porque eran los que tendrían que procurar el sustento de la familia que ellos formaran, por lo que si había posibilidad de dar carrera a algunos, debía de ser a los varones. Las chicas tienen que ayudar en las tareas de la casa y aprenderlas bien para cuando tengan la suya propia. Este es un terreno vedado para los chicos, viven como reyes, aunque con una gran responsabilidad sobre los hombros por lo que les espera cuando decidan formar una familia.
        
         Si por las razones que sean, alguna chica puede estudiar carrera, se decidirá, generalmente, por estudiar Magisterio en la “Normal”, o en la Universidad: Filosofía y Letras ó Farmacia. Las que no pueden acceder a carrera, pero aspiran a trabajar, se preparan para secretarias estudiando taquigrafía y máquina.
        
         En el mundo rural, la que no puede estudiar y quiere salir de las labores del campo, su otra alternativa, hasta casarse, es emigrar a la ciudad y probar fortuna en trabajos domésticos.

2.- Hablemos de los trabajos. 

Siempre ha habido mujeres que han trabajado fuera de casa, pues siempre ha habido Maestras, matronas, enfermeras, peluqueras, secretarias, dependientas, niñeras, criadas (ahora empleadas de hogar), etc. En fin una serie de trabajos bastante específicos y condicionados.  En cualquier caso, la mayoría trabajaban mientras estaban solteras, en el momento en que se casaban, dejaban de trabajar y recibían de la empresa una liquidación equivalente a un mes por año trabajado, en concepto de”dote”.

         Con este concepto familiar, dentro de una sociedad patriarcal, en la que la función familiar del hombre se limitaba a esa provisión de bienes, las prioridades eran: comer, vestir, procurarse un techo y vivir más o menos dignamente, pero sin nada superfluo. Subrayo que me refiero a las gentes de clase obrera, que aspiraban a conseguir algo mejor para sus hijos. Vivían en casas de alquiler o en los pisos que construía el Ministerio de la Vivienda, o los antiguos sindicatos, en los barrios de la periferia y que al cabo de 40 o 50 años pasaban a propiedad. Solo tenía coche algún privilegiado y lo de las vacaciones ni siquiera se pensaba, era una ficción. Era la forma de vivir de la época, no se conocía otra cosa y no por ello la gente dejaba de ser feliz.
         A partir de los años sesenta o sesenta y cinco, la mujer que ya se incorporaba más masivamente al trabajo, decide no dejarlo al casarse y se dispone a cargar con la responsabilidad de continuar trabajando y llevar la casa al mismo tiempo ¡craso error!... ¡Puede con todo!...

Cambios que se producen con esta incorporación

         La mujer que se incorpora al mundo laboral no sabe de principios de economía, sólo sabe que si entran dos sueldos en la casa podrán vivir mejor, lo de la “realización” vendrá algo mas tarde. Lo de la disyuntiva y lo de “el que algo quiere, algo le cuesta”, lo va entendiendo poco a poco, cuando llegan los hijos y se empeña en seguir trabajando. Y se empeña a pesar de esa sociedad patriarcal y de las dificultades del acceso al mercado laboral que sufre la mujer debido al condicionamiento de los roles existentes. Aún así  no se rinde y va rompiendo moldes.

1.- Cambios en el hogar.
          La incorporación de la mujer al mundo laboral y los cambios producidos en el hogar han sido consecuencia simultánea. La falta de tiempo y el aumento del poder adquisitivo, han propiciado que existan en el mercado o la industria, muchos de los  bienes necesarios que antes se elaboraban en el hogar, (comida, vestido), que aunque la economía doméstica todavía es capaz de producirlos, el mercado los ofrece de forma mas eficiente. También se origina la producción masiva de electrodomésticos  para simplificar las labores del hogar. Aparecen cocinas más sencillas y cómodas de limpiar, la vitrocerámica, o la inducción, lavadoras cada vez mas sofisticadas; secadoras; lavaplatos; aspiradoras; frigoríficos y congeladores para conservación de los alimentos que evitan tener que hacer la compra todos los días; microondas, etc.

Así mismo, el mercado realiza tareas que antes eran domésticas, industrializándolas y sistematizándolas como son: la educación y la salud. Ahora, la educación en colegios se inicia a los tres años, y en guarderías prácticamente desde los tres meses, siendo obligatoria y gratuita desde los seis a los dieciséis. La atención a la salud se realiza en hospitales, y la atención a los ancianos en residencias y en “centros de día”. En todo ello ha influido el que la mujer trabaje fuera de casa, pues estas tareas, de cuidar a los niños y a los mayores que no se pueden valer, los llevaba a cabo la mujer.

         Las prioridades han evolucionado. La comida y el vestir están más o menos satisfechos y ahora es primordial conseguir una vivienda en propiedad, y un coche para la movilidad, incluso dos, uno para cada miembro de la pareja. Ya no es posible encontrar un trabajo al lado de casa ó una casa al lado del trabajo, porque el concepto del trabajo para toda la vida ya no existe (esta cuestión necesitaría otro estudio).

         Otra consecuencia de su incorporación al trabajo, es que la mujer, al seguir compaginando familia y empleo, se encuentra que, al problema inicial a la hora de ser contratada, se añade el temor, de no poder desarrollar su carrera profesional de forma continuada y en las mismas condiciones que el hombre, dando lugar a que las parejas se planteen cuantos hijos tener y cuando, apareciendo entonces el “control de natalidad”.

         Ahora las parejas empiezan a plantearse tener su primer hijo a partir de los 30 años. A veces su único hijo. Llegando como mucho la mayoría, a tener dos hijos. Va desembocando en tales extremos el descenso de natalidad que se empieza a incentivar el tercer hijo, considerándolo ya como familia numerosa y concediéndole algunas ventajas y beneficios, aunque bastante raquíticos.
        
         Aunque, por otro lado, Cecilia Castaño Collado, Catedrática de Economía Aplicada haciendo mención a una publicación de Luis Garrido, “La revolución reproductiva”, afirma que“el alargamiento de la vida media y el descenso de la natalidad, ha hecho innecesario producir tantos seres humanos, por lo que el hogar ha pasado de ser un lugar de producción material a convertirse en un lugar de cuidados”[1], Y añade “Si a principios de siglo eran necesarios cuatro hijos para mantener las generaciones, hoy solo son necesarios dos”.

2.- Cambios en el comercio.-  
Aparecen nuevas necesidades y el mercado trata de satisfacerlas e incluso va por delante y crea esas necesidades. Cosas que antes ni siquiera existían, pasan a ser imprescindibles, Aparece la “sociedad de consumo”.
        
         Las nuevas formas de vida hacen que cambie el concepto del comercio. Las pequeñas tiendas de barrio se convierten en autoservicios, luego en supermercados, mas tarde aparecen los hipermercados y ya los grandes centros comerciales, que abren prácticamente todo el día e incluso algunos domingos, donde puedes satisfacer todas las necesidades, no solo del hogar sino también del ocio, del que hablaré después.  Todo ello con el fin de ir adaptándose a la nueva sociedad que se va creando por esta incorporación masiva de la mujer al trabajo y  que ha obligado a modificar las costumbres. Incluso ya, gracias a las nuevas tecnologías y a los medios de comunicación, tienes el comercio dentro de casa, desde donde puedes comprar a través de Internet.

3.-Cambios en el entorno del trabajo.-
Considerando que potencialmente las mujeres son el 50% del mercado laboral, todo va en cadena. Más gente a producir, más productos, más consumidores y más necesidad de servicios. Así, aparte de los cambios apuntados en el hogar, el entorno del trabajo también se transforma, para cubrir las necesidades que se van creando. Aparecen las relaciones públicas. La mujer necesita ampliar vestuario y ponen las tiendas de ropa a su alcance. Los horarios y las distancias impiden muchas veces que puedan ir a comer a casa, y afloran los  restaurantes y cafeterías de comida rápida, que también ha hecho cambiar las comidas tradicionales del mediodía. Ya casi nadie come en casa.  También aparece el estrés y surgen los gimnasios, las piscinas.

Está claro que no es solo la mujer quien utiliza estos servicios, aunque haya sido la causa de que se hayan producido, es más, posiblemente, los utilice más el hombre, que al no tener a su mujer en casa opte por hacer uso de ellos.

4.- Cambios en el ocio.-
El ocio es la compensación al trabajo, al esfuerzo, al cansancio.
          Desde los tiempos en que están ubicadas las “condiciones previas” de este trabajo, el ocio ha adquirido un gran protagonismo, hasta el punto de ser casi tan importante como el trabajo y que éste se elige en función del ocio que te puede proporcionar. Hace unos cincuenta años, cuando la opción mayor de la mujer era dedicarse a “sus labores”, el ocio era el descanso del trabajo. Se utilizaba para salir al campo,  hacer o recibir visitas de los familiares y, lo más, desplazarse al pueblo en el verano, a casa de los abuelos.

         Actualmente, el ocio, ha dado un vuelco absoluto. Los sociólogos lo denominan  “la sociedad del ocio” ó “la cultura del ocio”. “El ocio es un fenómeno exclusivo de la moderna sociedad industrializada que lleva el acortamiento de la semana laboral. El trabajo de lunes a viernes y el gran poder de compra de las masas, han hecho que el ocio pase a ser una esfera significativa de la vida” (Dumazelier, 1968)[2].

El ocio ya forma parte complementaria del trabajo. El economista dice, refiriéndose  a uno de los principios de economía (el 1º) al enfrentarse a la disyuntiva entre el trabajo y el ocio, que una hora de ocio cuesta lo que una hora de trabajo que no haces. Creo que esto es relativo, porque esa hora de trabajo ya lleva implícito su correspondencia en ocio, pues no puedes estar trabajando veinticuatro horas. En ese caso, cualquier hora de sueño también te cuesta lo que una hora de trabajo. Creo que el ocio se debe de sumar y relacionar con las horas de descanso y no con las de trabajo. Pero volvamos a lo de los cambios. Ahora el ocio se extiende a todas las capas sociales, a todas las edades, sexos y condición. Cada persona reclama su espacio y tiempo para dedicarse a otras acciones que les supongan alguna satisfacción.

         Es por ello, por lo que en este campo ha surgido una gran oferta de actividades y productos destinados a satisfacer esta demanda de ocio. Se puede disfrutar en la propia casa, desde tu butaca, viendo por televisión un espectáculo deportivo, o practicar una afición como el bricolaje, o navegar por Internet. La ciudad te ofrece infinidad de posibilidades para llenar el ocio, tales como cine, teatro, salir a cenar con los amigos, visitar los espacios culturales, hacer  cualquier clase de deporte.
         Los jóvenes se decantan por opciones fuera del entorno familiar y valoran sobre todo salir a reunirse con amigos en pandilla, siendo la noche su tiempo preferido de relacionarse (las horas del sueño).

         Cada día es mayor la cantidad de gente que se desplaza en su tiempo libre: a la sierra, a practicar deportes de invierno, a la playa, a practicar los de verano. Las ofertas de turismo son innumerables, es un deseo natural el conocer otros lugares, nuevas personas. Hasta hace unos años la gente se movía por el territorio nacional, pero hoy,  cada vez es mas frecuente que las personas busquen conocer otros países, todo depende del tiempo de que dispongan. Otra opción muy valorada es el turismo rural,  un producto que está en auge y que se está imponiendo como ocio familiar.

Discriminación laboral de la mujer

         Este capítulo daría mucho de sí, pero sólo voy a hacer algún apunte para rematar el trabajo y para ello voy a utilizar las teorías y algún párrafo de los seminarios de Cecilia Castaño.  

         Con frecuencia se interpreta que la desigualdad en la distribución del empleo entre hombres y mujeres se debe a que las mujeres tienen menos disposición al trabajo, menos fuerza física.
        
         Otra teoría del porqué la participación laboral femenina es mas baja en España que en los países de nuestro entorno, es que los cambios económicos y sociales, tales como (industrialización, transición demográfica y reducción de la natalidad; acceso de las mujeres a la educación; desarrollo del sector servicios y del sector público)  han tenido lugar en nuestro país con retraso. Sin embargo en sólo dos décadas las generaciones femeninas más jóvenes se comportan de forma similar al resto de las europeas, ya que han realizado un gran esfuerzo, mejorando sus niveles de formación. Así pues, cada vez son menos los argumentos para justificar estas diferencias laborales basadas en el sexo. Sin embargo todavía hoy la  mujer desarrolla con frecuencia tareas de rango subordinado y participa muy poco en las decisiones de alto nivel

         No obstante, según Cecilia Castaño, La principal barrera que dificulta el acceso femenino a los puestos de responsabilidad, está en el escalón previo a dichos puestos, es decir, en el acceso a los procesos de formación que habilitan para cargos superiores. Dicho acceso es más difícil para las mujeres porque los jefes desconfían de que puedan abandonar las empresa por razones familiares (hijos, traslado del esposo a otra ciudad), perdiendo la empresa los beneficios de la formación. Asimismo, en muchos casos el embarazo supone el despido o, de forma más sibilina, el traslado a una ciudad lejana, de manera que se provoque el abandono de las empresas” [3]

         Otra barrera es que hoy día las empresas quieren que los empleados, con independencia del sexo, puedan estar disponibles para cualquier necesidad, tal como viajar, sin importarles si tiene responsabilidades familiares. Eso el mercado no lo percibe y hombres y mujeres empleados han de olvidarse de que tienen hijos y familia, o lo que es peor, renunciar directamente a crear una familia.



[1] Segundo Seminario Internacional sobre Género y Urbanismo Infraestructuras para la Vida Cotidiana. 27 y 28 de mayo 2002.
[2] “La cultura del ocio como factor de cambio intergeneracional” Rafael Martínez Cassinello.
[3] Conferencia impartida en el Simposio sobre El Trabajo en la Era de la Información, Barcelona, 29 de Mayo de 2000

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CONCLUSIONES

         Ya hemos podido comprobar que la incursión de la mujer en el mundo laboral, ha producido muchos cambios en la sociedad que han repercutido fundamentalmente en la economía, por otro lado, la ciencia y la tecnología eran imparables y han ayudado a cambiar el pensamiento tradicional, que por otra parte,  es una constante en la historia de la humanidad.

         Los  cambios acaecidos en la familia y la vida cotidiana como consecuencia  del alargamiento de la media de vida y la posibilidad de controlar la natalidad, aparecen como las causas favorables para la liberación de la mujer. Así mismo, las demandas de consumo de bienes y servicios de los hogares han cambiado, por lo que el trabajo de la mujer fuera de casa no es solo un deseo sino una necesidad.

         Hoy día las mujeres -con mayor preparación- quieren trabajar, tener sus propios ingresos, y no  depender del marido. De hecho, las razones por las que trabajan más mujeres casadas que antes, no es sólo porque quieran aumentar y mejorar el nivel de consumo de sus familias (muchas esposas de hogares con un alto nivel de renta, también trabajan), sino para protegerse en  el caso de que un divorcio deteriore su nivel de vida y el de sus hijos.

         No obstante, todavía la sociedad considera que la combinación de responsabilidades familiares y laborales es sólo un problema de las madres y como consecuencia de esta forma de pensar se producen las discriminaciones en el trabajo.

         La sociedad debe concienciarse de que las cargas familiares han de compartirse de forma más equitativa dentro de la familia y también entre las familias y la sociedad. La comunidad en general, deberá cambiar radicalmente su forma de pensar en este sentido.
La creación de un entorno favorable depende de todos los agentes económicos y sociales: empresarios, administraciones locales, organizaciones de voluntariado, sindicatos.  No se trata de desarrollar medidas de protección para las mujeres sino de remover los obstáculos  que bloquean su plena incorporación al mercado laboral: Horarios escolares adaptados a las nuevas formas de vida. Medidas a nivel nacional que faciliten a las mujeres trabajar y asistir a cursos de formación o combinar empleo y responsabilidades familiares.

Parece que muy poquito a poco las nuevas generaciones se encaminan hacia ello.

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BIBLIOGRAFIA

- N. GREGORY MANKIW.- Principios de Economía.- 2ª edición McGraw-Hill.-             Madrid -2002
- Páginas consultadas:
         http://www.diba.es/
         http://www.comminit.co

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Quiero hacer hincapié en que es un trabajo de 2005.  Hace trece años!


1 comentario:

  1. Muy interesante. Todavía queda camino que recorrer, pero se van consiguiendo algunas cosas. Espero que las generaciones futuras consigan la igualdad que debe de haber entre las personas. Rosa Mari.

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