Repasando hace unos días mis trabajos de la
Universidad, encontré el de la “Incorporación de la mujer al mundo laboral”. Me
pareció que estaba de total actualidad y he pensado en compartirlo con
vosotros.
Es de 2005, hace 13 años. Espero que lo leáis cuando tengáis un ratito y
que os parezca tan interesante como a mí cuando lo hice y también espero que la gente joven entienda mejor algunas cosas.
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3º
CURSO de “cultura y CIVILIZACIÓN”
Asignatura: INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA
TRABAJO DE FIN DE CURSO:
INCORPORACIÓN DE LA
MUJER AL MUNDO LABORAL
INTRODUCCIÓN
Tengo
en mis manos el libro de N. Gregory Mankiw: “Principios de Economía”. Lo he
cogido con muy buen ánimo, dispuesta a empaparme de él y encontrar un tema para
mi trabajo.
Me
he leído con mucho interés, incluso los he copiado, los diez principios de
economía: los cuatro de la toma de decisiones, los tres de cómo interactúan los
individuos y los tres de cómo funciona la economía. He tratado de leer cómo
piensa el economista y a continuación, sin desanimarme todavía, he buscado un
tema que me pudiera resultar más ó menos comprensible para poder desarrollarlo
y… no entiendo nada. Ni la exposición,
ni los conceptos. Y no es porque no se explique bien el tal Mankiw, sino
porque todo esto me supera.
Al final me voy a decidir por hacer mi
trabajo sobre una de las sugerencias apuntadas por el profesor y que se refiere
a las condiciones previas de la mujer en su incorporación al mundo laboral y
voy a añadir, las repercusiones económicas producidas por esta incorporación y
haré algún apunte sobre la discriminación laboral, después de haber trabajado
durante treinta y cinco años en una pequeña empresa donde no me sentía
discriminada porque me parecía lo normal y lo tenía asumido. Ha sido después,
al cabo de mucho tiempo cuando me he percatado de que no tendría que haber
habido diferencias entre mis compañeros y yo por el mero hecho de ser mujer.
Basándome en mi experiencia aunque sin
entrar en historias personales, trataré de desarrollar el tema de forma
general, englobándolo todo dentro del contexto de “Incorporación
de la mujer al mundo laboral” sin saber lo que me
va a dar de sí.
va a dar de sí.
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INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL MUNDO LABORAL
Actualmente son la mayoría de las
mujeres las que van a la Universidad o hacen cursos de Formación Profesional
para su incorporación al mundo laboral, y no se concibe de otra forma pues su
integración en él ya es un hecho y ya, para cualquier puesto en cualquier
empresa, se exige un cierto nivel de estudios -mayor cada vez- por la gran
competitividad que existe. Pero no sucedía lo mismo hace cuarenta y cinco o
cincuenta años. Es verdad que siempre ha habido mujeres que han estudiado y
trabajado, pero eran las menos; las más, su fin primordial, y para lo que se
preparaban, era para el matrimonio, la casa y los hijos.
Condiciones previas a
esta incorporación.
1.-Hablemos de los
estudios.
Siempre refiriéndonos a la clase social
no privilegiada, la clase obrera, la que abarca a la mayoría.
Generalmente son familias numerosas en
las que sólo trabaja el padre, cabeza de familia, y en este contexto, claro, a
los que había que procurar proporcionarles un buen porvenir era a los hijos
varones porque eran los que tendrían que procurar el sustento de la familia que
ellos formaran, por lo que si había posibilidad de dar carrera a algunos, debía
de ser a los varones. Las chicas tienen que ayudar en las tareas de la casa y
aprenderlas bien para cuando tengan la suya propia. Este es un terreno vedado
para los chicos, viven como reyes, aunque con una gran responsabilidad sobre
los hombros por lo que les espera cuando decidan formar una familia.
Si por las razones que sean, alguna
chica puede estudiar carrera, se decidirá, generalmente, por estudiar
Magisterio en la “Normal”, o en la Universidad: Filosofía y Letras ó Farmacia.
Las que no pueden acceder a carrera, pero aspiran a trabajar, se preparan para
secretarias estudiando taquigrafía y máquina.
En el mundo rural, la que no puede estudiar
y quiere salir de las labores del campo, su otra alternativa, hasta casarse, es
emigrar a la ciudad y probar fortuna en trabajos domésticos.
2.- Hablemos de los trabajos.
Siempre
ha habido mujeres que han trabajado fuera de casa, pues siempre ha habido
Maestras, matronas, enfermeras, peluqueras, secretarias, dependientas, niñeras,
criadas (ahora empleadas de hogar), etc. En fin una serie de trabajos bastante
específicos y condicionados. En
cualquier caso, la mayoría trabajaban mientras estaban solteras, en el momento
en que se casaban, dejaban de trabajar y recibían de la empresa una liquidación
equivalente a un mes por año trabajado, en concepto de”dote”.
Con este concepto familiar, dentro de
una sociedad patriarcal, en la que la función familiar del hombre se limitaba a
esa provisión de bienes, las prioridades eran: comer, vestir, procurarse un
techo y vivir más o menos dignamente, pero sin nada superfluo. Subrayo que me
refiero a las gentes de clase obrera, que aspiraban a conseguir algo mejor para
sus hijos. Vivían en casas de alquiler o en los pisos que construía el
Ministerio de la Vivienda, o los antiguos sindicatos, en los barrios de la
periferia y que al cabo de 40 o 50 años pasaban a propiedad. Solo tenía coche
algún privilegiado y lo de las vacaciones ni siquiera se pensaba, era una
ficción. Era la forma de vivir de la época, no se conocía otra cosa y no por
ello la gente dejaba de ser feliz.
A partir de los años sesenta o sesenta
y cinco, la mujer que ya se incorporaba más masivamente al trabajo, decide no
dejarlo al casarse y se dispone a cargar con la responsabilidad de continuar
trabajando y llevar la casa al mismo tiempo ¡craso error!... ¡Puede con
todo!...
Cambios que se
producen con esta incorporación
La mujer que se incorpora al mundo
laboral no sabe de principios de economía, sólo sabe que si entran dos sueldos
en la casa podrán vivir mejor, lo de la “realización” vendrá algo mas tarde. Lo
de la disyuntiva y lo de “el que algo quiere, algo le cuesta”, lo va
entendiendo poco a poco, cuando llegan los hijos y se empeña en seguir
trabajando. Y se empeña a pesar de esa sociedad patriarcal y de las
dificultades del acceso al mercado laboral que sufre la mujer debido al
condicionamiento de los roles existentes. Aún así no se rinde y va rompiendo moldes.
1.- Cambios en el hogar.
La incorporación de la mujer al mundo laboral
y los cambios producidos en el hogar han sido consecuencia simultánea. La falta
de tiempo y el aumento del poder adquisitivo, han propiciado que existan en el
mercado o la industria, muchos de los
bienes necesarios que antes se elaboraban en el hogar, (comida,
vestido), que aunque la economía doméstica todavía es capaz de producirlos, el
mercado los ofrece de forma mas eficiente. También se origina la producción
masiva de electrodomésticos para
simplificar las labores del hogar. Aparecen cocinas más sencillas y cómodas de
limpiar, la vitrocerámica, o la inducción, lavadoras cada vez mas sofisticadas;
secadoras; lavaplatos; aspiradoras; frigoríficos y congeladores para
conservación de los alimentos que evitan tener que hacer la compra todos los
días; microondas, etc.
Así
mismo, el mercado realiza tareas que antes eran domésticas, industrializándolas
y sistematizándolas como son: la educación y la salud. Ahora, la educación en colegios se inicia a
los tres años, y en guarderías prácticamente desde los tres meses, siendo
obligatoria y gratuita desde los seis a los dieciséis. La atención a la salud se realiza en hospitales, y la
atención a los ancianos en residencias y en “centros de día”. En todo ello ha
influido el que la mujer trabaje fuera de casa, pues estas tareas, de cuidar a
los niños y a los mayores que no se pueden valer, los llevaba a cabo la mujer.
Las prioridades han evolucionado. La
comida y el vestir están más o menos satisfechos y ahora es primordial
conseguir una vivienda en propiedad, y un coche para la movilidad, incluso dos,
uno para cada miembro de la pareja. Ya no es posible encontrar un trabajo al
lado de casa ó una casa al lado del trabajo, porque el concepto del trabajo
para toda la vida ya no existe (esta cuestión necesitaría otro estudio).
Otra consecuencia de su incorporación
al trabajo, es que la mujer, al seguir compaginando familia y empleo, se
encuentra que, al problema inicial a la hora de ser contratada, se añade el
temor, de no poder desarrollar su carrera profesional de forma continuada y en
las mismas condiciones que el hombre, dando lugar a que las parejas se planteen
cuantos hijos tener y cuando, apareciendo entonces el “control de natalidad”.
Ahora las parejas empiezan a plantearse
tener su primer hijo a partir de los 30 años. A veces su único hijo. Llegando
como mucho la mayoría, a tener dos hijos. Va desembocando en tales extremos el
descenso de natalidad que se empieza a incentivar el tercer hijo,
considerándolo ya como familia numerosa y concediéndole algunas ventajas y
beneficios, aunque bastante raquíticos.
Aunque, por otro lado, Cecilia Castaño
Collado, Catedrática de Economía Aplicada haciendo mención a una publicación de
Luis Garrido, “La revolución reproductiva”, afirma que“el alargamiento de la vida media y el descenso de la natalidad, ha
hecho innecesario producir tantos seres humanos, por lo que el hogar ha pasado
de ser un lugar de producción material
a convertirse en un lugar de cuidados”[1],
Y añade “Si a principios de siglo eran
necesarios cuatro hijos para mantener las generaciones, hoy solo son necesarios
dos”.
2.- Cambios en el comercio.-
Aparecen
nuevas necesidades y el mercado trata de satisfacerlas e incluso va por delante
y crea esas necesidades. Cosas que antes ni siquiera existían, pasan a ser
imprescindibles, Aparece la “sociedad de consumo”.
Las nuevas formas de vida hacen que
cambie el concepto del comercio. Las pequeñas tiendas de barrio se convierten
en autoservicios, luego en supermercados, mas tarde aparecen los hipermercados
y ya los grandes centros comerciales, que abren prácticamente todo el día e
incluso algunos domingos, donde puedes satisfacer todas las necesidades, no
solo del hogar sino también del ocio, del que hablaré después. Todo ello con el fin de ir adaptándose a la
nueva sociedad que se va creando por esta incorporación masiva de la mujer al
trabajo y que ha obligado a modificar
las costumbres. Incluso ya, gracias a las nuevas tecnologías y a los medios de
comunicación, tienes el comercio dentro de casa, desde donde puedes comprar a
través de Internet.
3.-Cambios en el entorno del trabajo.-
Considerando
que potencialmente las mujeres son el 50% del mercado laboral, todo va en
cadena. Más gente a producir, más productos, más consumidores y más necesidad
de servicios. Así, aparte de los cambios apuntados en el hogar, el entorno del
trabajo también se transforma, para cubrir las necesidades que se van creando.
Aparecen las relaciones públicas. La mujer necesita ampliar vestuario y ponen
las tiendas de ropa a su alcance. Los horarios y las distancias impiden muchas
veces que puedan ir a comer a casa, y afloran los restaurantes y cafeterías de comida rápida,
que también ha hecho cambiar las comidas tradicionales del mediodía. Ya casi
nadie come en casa. También aparece el
estrés y surgen los gimnasios, las piscinas.
Está
claro que no es solo la mujer quien utiliza estos servicios, aunque haya sido
la causa de que se hayan producido, es más, posiblemente, los utilice más el
hombre, que al no tener a su mujer en casa opte por hacer uso de ellos.
4.- Cambios en el ocio.-
El
ocio es la compensación al trabajo, al esfuerzo, al cansancio.
Desde los tiempos en que están ubicadas
las “condiciones previas” de este trabajo, el ocio ha adquirido un gran protagonismo, hasta el punto de ser casi
tan importante como el trabajo y que éste se elige en función del ocio que te
puede proporcionar. Hace unos cincuenta años, cuando la opción mayor de la
mujer era dedicarse a “sus labores”, el ocio era el descanso del trabajo. Se
utilizaba para salir al campo, hacer o
recibir visitas de los familiares y, lo más, desplazarse al pueblo en el
verano, a casa de los abuelos.
Actualmente, el ocio, ha dado un vuelco
absoluto. Los sociólogos lo denominan
“la sociedad del ocio” ó “la cultura del ocio”. “El ocio es un fenómeno exclusivo de la moderna sociedad industrializada
que lleva el acortamiento de la semana laboral. El trabajo de lunes a viernes y
el gran poder de compra de las masas, han hecho que el ocio pase a ser una
esfera significativa de la vida” (Dumazelier, 1968)[2].
El
ocio ya forma parte complementaria del trabajo. El economista dice,
refiriéndose a uno de los principios de
economía (el 1º) al enfrentarse a la disyuntiva entre el trabajo y el ocio, que
una hora de ocio cuesta lo que una hora de trabajo que no haces. Creo que esto
es relativo, porque esa hora de trabajo ya lleva implícito su correspondencia
en ocio, pues no puedes estar trabajando veinticuatro horas. En ese caso,
cualquier hora de sueño también te cuesta lo que una hora de trabajo. Creo que
el ocio se debe de sumar y relacionar con las horas de descanso y no con las de
trabajo. Pero volvamos a lo de los cambios. Ahora el ocio se extiende a todas
las capas sociales, a todas las edades, sexos y condición. Cada persona reclama
su espacio y tiempo para dedicarse a otras acciones que les supongan alguna
satisfacción.
Es por ello, por lo que en este campo
ha surgido una gran oferta de actividades y productos destinados a satisfacer
esta demanda de ocio. Se puede disfrutar en la propia casa, desde tu butaca,
viendo por televisión un espectáculo deportivo, o practicar una afición como el
bricolaje, o navegar por Internet. La ciudad te ofrece infinidad de
posibilidades para llenar el ocio, tales como cine, teatro, salir a cenar con
los amigos, visitar los espacios culturales, hacer cualquier clase de deporte.
Los jóvenes se decantan por opciones
fuera del entorno familiar y valoran sobre todo salir a reunirse con amigos en
pandilla, siendo la noche su tiempo preferido de relacionarse (las horas del
sueño).
Cada día es mayor la cantidad de gente
que se desplaza en su tiempo libre: a la sierra, a practicar deportes de
invierno, a la playa, a practicar los de verano. Las ofertas de turismo son
innumerables, es un deseo natural el conocer otros lugares, nuevas personas.
Hasta hace unos años la gente se movía por el territorio nacional, pero hoy, cada vez es mas frecuente que las personas
busquen conocer otros países, todo depende del tiempo de que dispongan. Otra
opción muy valorada es el turismo rural,
un producto que está en auge y que se está imponiendo como ocio familiar.
Discriminación laboral
de la mujer
Este capítulo daría mucho de sí, pero
sólo voy a hacer algún apunte para rematar el trabajo y para ello voy a
utilizar las teorías y algún párrafo de los seminarios de Cecilia Castaño.
Con
frecuencia se interpreta que la desigualdad en la distribución del empleo entre
hombres y mujeres se debe a que las mujeres tienen menos disposición al
trabajo, menos fuerza física.
Otra
teoría del porqué la participación laboral femenina es mas baja en España que
en los países de nuestro entorno, es que los cambios económicos y sociales,
tales como (industrialización,
transición demográfica y reducción de la natalidad; acceso de las mujeres a la
educación; desarrollo del sector servicios y del sector público) han tenido lugar en nuestro país con retraso.
Sin embargo en sólo dos décadas las generaciones femeninas más jóvenes se
comportan de forma similar al resto de las europeas, ya que han realizado un gran esfuerzo, mejorando sus niveles de
formación. Así pues, cada vez son
menos los argumentos para justificar estas diferencias laborales basadas en el
sexo. Sin embargo todavía hoy la mujer desarrolla con frecuencia tareas de
rango subordinado y participa muy poco en las decisiones de alto nivel
No
obstante, según Cecilia Castaño, “La principal barrera que dificulta el acceso
femenino a los puestos de responsabilidad, está en el escalón previo a dichos
puestos, es decir, en el acceso a los procesos de formación que habilitan para
cargos superiores. Dicho acceso es más difícil para las mujeres porque los jefes
desconfían de que puedan abandonar las empresa por razones familiares (hijos,
traslado del esposo a otra ciudad), perdiendo la empresa los beneficios de la
formación. Asimismo, en muchos casos el embarazo supone el despido o, de forma
más sibilina, el traslado a una ciudad lejana, de manera que se provoque el
abandono de las empresas” [3]
Otra
barrera es que hoy día las empresas quieren que los empleados, con
independencia del sexo, puedan estar disponibles para cualquier necesidad, tal
como viajar, sin importarles si tiene responsabilidades familiares. Eso el
mercado no lo percibe y hombres y mujeres empleados han de olvidarse de que
tienen hijos y familia, o lo que es peor, renunciar directamente a crear una
familia.
[1] Segundo Seminario Internacional sobre Género y Urbanismo
Infraestructuras para la Vida Cotidiana. 27 y 28 de mayo 2002.
[3] Conferencia
impartida en el Simposio sobre El Trabajo
en la Era de la Información, Barcelona, 29 de Mayo de 2000
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CONCLUSIONES
Ya hemos podido comprobar que la
incursión de la mujer en el mundo laboral, ha producido muchos cambios en la
sociedad que han repercutido fundamentalmente en la economía, por otro lado, la
ciencia y la tecnología eran imparables y han ayudado a cambiar el pensamiento
tradicional, que por otra parte, es una
constante en la historia de la humanidad.
Los
cambios acaecidos en la familia y la vida cotidiana como
consecuencia del alargamiento de la
media de vida y la posibilidad de controlar la natalidad, aparecen como las
causas favorables para la liberación de la mujer. Así mismo, las demandas de
consumo de bienes y servicios de los hogares han cambiado, por lo que el
trabajo de la mujer fuera de casa no es solo un deseo sino una necesidad.
Hoy día las mujeres -con mayor
preparación- quieren trabajar, tener sus propios ingresos, y no depender del marido. De hecho, las razones
por las que trabajan más mujeres casadas que antes, no es sólo porque quieran
aumentar y mejorar el nivel de consumo de sus familias (muchas esposas de
hogares con un alto nivel de renta, también trabajan), sino para protegerse
en el caso de que un divorcio deteriore
su nivel de vida y el de sus hijos.
No
obstante, todavía la sociedad considera que la combinación de responsabilidades
familiares y laborales es sólo un problema de las madres y como consecuencia de
esta forma de pensar se producen las discriminaciones en el trabajo.
La
sociedad debe concienciarse de que las cargas familiares han de compartirse
de forma más equitativa dentro de la familia y también entre las familias y la
sociedad. La comunidad en general, deberá cambiar radicalmente su forma de
pensar en este sentido.
La creación de un entorno favorable
depende de todos los agentes económicos y sociales: empresarios, administraciones
locales, organizaciones de voluntariado, sindicatos. No se trata de desarrollar medidas de
protección para las mujeres sino de remover los obstáculos que bloquean su plena incorporación al
mercado laboral: Horarios escolares adaptados a las nuevas formas de vida.
Medidas a nivel nacional que faciliten a las mujeres trabajar y asistir a
cursos de formación o combinar empleo y responsabilidades familiares.
Parece que muy poquito a poco las
nuevas generaciones se encaminan hacia ello.
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BIBLIOGRAFIA
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N. GREGORY MANKIW.- Principios de Economía.- 2ª edición McGraw-Hill.- Madrid
-2002
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Páginas consultadas:
http://www.diba.es/
http://www.comminit.co
-o-o-O-o-o-
Quiero hacer hincapié en que es un trabajo de 2005. Hace trece años!
Muy interesante. Todavía queda camino que recorrer, pero se van consiguiendo algunas cosas. Espero que las generaciones futuras consigan la igualdad que debe de haber entre las personas. Rosa Mari.
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