Después fuimos al neurólogo, que en el
centro de día y el propio médico de cabecera nos habían recomendado visitar y con el
que teníamos cita.
Aquí fue otra cosa, después de una serie
de pruebas y de la conversación que mantuvo con ella, confirmó nuestros
temores. Nos dijo que tenía lo que la mayoría de las personas que llegan a su
edad, y lo que probablemente padezcamos todos si llegamos. Yo lo califico como
senectud y él le dio el terrible nombre: alzheimer en el estadio 6. Yo creo que
teniendo en cuenta que los estadios son 7, quizá exageró un poco, porque
tampoco estuvo tanto rato con ella y tal vez
no le oía bien sus preguntas, pero de cualquier forma a partir del
estadio 3, ya la cosa está delicada, con lo cual ahora comprendes todos los
episodios de desconcierto, falta de memoria, desorientación de horas y lugares
que le suceden cada vez con mas frecuencia. Dijo que para esto no hay
medicación posible porque cura no tiene, únicamente le mandó un jarabe para
mitigarle un poco la ansiedad.
Ahora tenemos que volver a hablar con el
Centro de Día para darles el resultado de las visitas a los médicos y ver con
ellos si se podrá adaptar al lugar para que pase allí unas horas al día, con el
fin de que esté entretenida y controlada en las horas de la comida.
Esperemos que todo vaya bien, y que la
confianza que tenemos en que durante el día allí va a estar mejor que en casa,
incluso mejor que con nosotros, se cumpla. Solo queremos que a su edad tenga un
poco mejor calidad de vida.
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Pensamiento:
“Común error es pensar que
sólo por sumar años han de entender los mortales cosas que no les pasaron”. (Teresa
de Jesús)
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