Si alguno habiais leido ya esta página, tal vez la encontreis algo distinta. Lo que ha pasado es que me ha desaparecido el contenido. ¡¡se me ha volatizado!!. No sé que habré hecho, porque estoy segura de que he sido yo la que ha tocado algo que no debía y que no he sabido reparar. En fin, como escribo espontáneamente y no lo había copiado, aunque sí leído varias veces, no sé si los recuerdos fluiran de la misma forma. Lo intentaré...
Decía...
Que tampoco teníamos televisión, y, ¿Podíamos vivir sin ella?.., pues claro, porque lo que no se conoce no se echa de menos. Teníamos radio, en la que escuchabamos todos los programas que vemos ahora en la tele. Ellos te los hacían "ver". Había: noticias... música... concursos... programas de humor... retransmisiones deportivas... novelas... programas infantiles donde radiaban diariamente cuentos, que aprendí de memoria a fuerza de repetirlos: "Pulgarcito". "El gato con botas". "Garbancito". "El examen de Maginet". "Almendrita". "El gallo kiriko". "Galgos o podencos"... Por la noche, no recuerdo con que periodicidad echaban "Teatro del aire", donde escuchaba con papá funciones de teatro, y también con él me gustaba oir "El criminal nunca gana", que eran episodios de casos policiales y de investigación, parecidos a los de las actuales series del CSI...
Tambien os decía... Que por ese tiempo jugábamos mucho en la calle. Delante de casa teníamos una amplia plaza donde nos juntábamos muchos niños y nos divertiamos con los juegos de la época, como la comba, el truque, el pincho, las tabas, los bonis, el escondite, el balon prisionero... los chicos ademas jugaban a pídola, al peón, a las chapas, y algunos juegos los compartiamos con ellos.
Pero realmente cuando mas disfrutábamos era en las noches de verano, cuando salíamos a tomar el fresco. Entonces los vecinos se conocían todos y se tenía una relación mucho mas cercana. Al lado de nuestro bloque había una calle peatonal formada por casas unifamiliares y en verano había costumbre de sacar sillas a la puerta de casa y reunirse en corrillos a charlar y tomar el fresco. Y mientras los mayores conversaban los pequeños jugábamos, y nos acostábamos tarde que era lo que producia mas emoción.
Teniamos preferencia por un lugar para sentarnos a charlar, que estaba frente a la plaza. Era una puerta que nunca vi abrir, con un par de escalones al exterior en medio de una larga pared, que nunca supe qué era y que probablemente sería la parte de atras de alguna edificación cuya puerta principal estuviera en Arturo Soria. Lo llamábamos (qué originales) "la pared de enfrente". Pegada a esta pared, había una puerta que debía pertenecer a un chalet, tambien de Arturo Soria, donde decían que vivía uno de los dueños de "Jabones Lagarto".
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Pensamiento:
"Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada". Antoine De Saint Exupery
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