Tampoco estuvimos mucho tiempo en esta casa. A mamá no le gustaba vivir en un bloque con tanta gente, y en un barrio tan alejado y solo, como era en aquel momento S. Blas. Sobre todo después de lo bien que había encajado con los vecinos anteriores.
Así pues, debió insistirle mucho a papá sobre el tema, pues consiguió volver. Cómo se las arregló papá para darle gusto realmente no lo sé. La versión que a mi me vendieron siempre, o que escuché, porque no recuerdo que nadie me diera explicaciones ni me dijera nada directamente, pues entonces yo era una mocosa, es la siguiente.
Por aquellos años se estaba construyendo la ampliación del Bº de la Concepción y parece ser que papá intervino ante José Banús, la empresa constructora, para conseguir espacio donde ubicar las dependencias del Juzgado con mas amplitud que las que tenían en ese momento. No sé ante que otras instancias intervino, pero consiguió que se trasladaran a ese nuevo barrio, con lo que quedaron libres las viviendas que ocupaba el juzgado en ese momento, que eran tres, de las cuales él solicitó una, que le fue concedida. Eso sí, las viviendas seguían siendo propiedad del Juzgado y solo se podían ocupar por empleados suyos y mientras estuvieran trabajando en él.
Vuelta otra vez de traslado. No sé el tiempo que estuvimos en San Blas, pero yo creo que no llegó a los dos años. Papá respiró tranquilo porque mamá estaba feliz y nosotros recuperamos nuestro barrio y a nuestros amigos. Ahora vivíamos en otro portal puesto que de las tres casas que ocupaban las dependencias del juzgado, una correspondía al 49 de la calle, que era en la que habíamos vivido antes y las otras dos al 47, una de las cuales era la que ocupábamos ahora. En la otra vivienda, del mismo rellano, vivía otro empleado del juzgado, con los que también nos llevábamos muy bien. ¡¡Todos felices!!.
El piso de San Blas, que después de no sé cuantos años, pasaría a nuestra propiedad, y con el fin de no perderlo pues no se podía tener cerrado, pasó a ocuparlo tía Guadalupe, hasta que nosotros por la circunstancia que fuera, lo necesitáramos. Ella por aquel entonces vivía con tía Carmen o con tía Áurea y se dedicaba a arreglar los puntos a las medias en una droguería, (creo que ya lo he contado anteriormente) por lo cual le vino muy bien trasladarse allí, pues esto le permitió vivir independiente e instalar su tallercito y trabajar desde casa donde se fue haciendo con la clientela del barrio. A mi me gustaba ir a verla y atender a las que iban a buscar sus medias. Me gustaba buscar el paquetito con su nombre, que tía Guadalupe tenía ordenados en cajas, y me gustaba verla trabajar con su máquina eléctrica, ver como desaparecían las carreras de las medias. ¡¡Qué tiempos!!...
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Pensamiento:
"Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía". Anatole France.
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