9 de junio de 2013

CRÓNICAS SOBRE PAPÁ, XXI

     Cuando nació Javier, papá pidió a su prima María que dejase venir una temporada a su hija Florencia, para que echase una mano a mamá. 
               
     Ya he comentado que papá tenía muy buena relación con toda su familia y que era muy querido por todos, por lo cual, su prima no tuvo ningún inconveniente en enviar a Florencia a Madrid.
     Estuvo con nosotros alrededor de un año y como era poco mayor que yo, hicimos buenas migas y desde entonces nos tenemos un cariño especial. No es que tengamos una relación muy continuada pero un par de veces o tres al año nos hablamos por teléfono y nos contamos las novedades y siempre que vamos cerca de la zona, nos pasamos a visitarla.
     Recuerdo que como las dos éramos jovencitas, siempre teníamos ganas de reír y mamá se enfadaba mucho con nosotras porque la poníamos nerviosa y nos decía: ¡Pues vaya unas risas!... parecéis tontas... De qué os reís... ¿Queréis callaros?... Lo recordamos muchas veces y la verdad es que no nos reíamos de nada en concreto, era reír por reír.  Había un día a la semana que Florencia visitaba a otros familiares suyos y yo la acompañaba a la calle Gutierre de Cetina. 
La nueva foto de familia, ampliada con Rosamari y Javier
y en la siguiente, nos acompaña Florenciaa



       Recuerdo a otra prima de papá, Carmen, que también estuvo con nosotros, aunque debió ser poco tiempo. Estaba trabajando en Bélgica como empleada de hogar y yo creo que regresó a España para casarse. Tenía un novio con muy buena facha y una sonrisa que recuerdo en especial porque tenía un par de  dientes de oro. Bueno, dije que vino a casarse pero la boda no se llevó a cabo. A papá debió mosquearle alguna cosa, porque todo era demasiado bonito. Estuvo haciendo indagaciones sobre el personaje y averiguó, para gran sorpresa de Carmen, que era viudo y tenía cuatro hijos ya creciditos.  Se sintió engañada, pues pensó que con lo hacendosa y apañada que era ella, lo que él buscaba en realidad era una criada. Rompió con él y se volvió a Bélgica. Mas adelante se casó por poderes con un muchacho creo que de su pueblo y olvidó al viudo. Carmen me enseñó a planchar camisas y todavía tengo una tetera y una jarrita para leche, de una cerámica belga, que ella me regaló.
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Sentencia:

"La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad". Epicteto de Frigia.

2 comentarios:

  1. Ostras! Mi madre y Arancha son calcadas! Y Esperanza se parece muchísimo a Mary en esta foto jajaja.

    Besazos!

    Carlos

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  2. Gracias Carlos y gracias Mº Jesús, por animar mi blogg con vuestros comentarios.

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