A menudo hay imágenes que despiertan los recuerdos, y actúan de hilo conductor del que vas tirando. Y unos traen otros... y otros... Pues eso me ha pasado a mí con esta foto:
El legendario, el mítico Guzmán |
Los que le conocisteis, sabréis de lo que os hablo. Era una cacharrería pequeña, que tenía que extenderse a la calle porque no cabían dentro la cantidad de cosas que acumulaba. Parecía Galerías Preciados. Tenía de todo y las cosas mas inverosímiles. Lo mismo comprabas allí una botella de lejía, que una pieza para un grifo o lamparillas para el cementerio. Lo que no encontraras por ningún sitio, seguro que él lo tenía. Guzmán en el barrio era todo un personaje. Tenía un brazo y una pierna con secuelas de haber sufrido un ictus, pero su actividad te hacía olvidarlo. Era una persona muy servicial y muy considerada en el barrio.
Al decir que unos recuerdos tiran de otros, me refería a que he recordado otras personas curiosas del barrio, como Pepe el panadero, al que le gustaba tomar el pelo a la clientela. Tenía una típica broma, en la que caíamos todos, y mas de una vez; Cuando entrabas en el local, hacía un gesto por encima de ti como si saludara a alguien que pasara por la calle, y cuando tú volvías la cabeza movido por la curiosidad dejaba caer con estrépito la tapa abatible del extremo del mostrador, dándote un susto de muerte. Tenía una libreta donde apuntaba si alguien le dejaba algo a deber, y todos los nombres eran motes: la fea, la gorda, la bruja, etc... Y... tenía mucha cara: Los domingos le solíamos comprar churros para desayunar. Pues bien, él cruzaba la plaza adelantándose a traérnoslos para de paso pedirnos que si podía utilizar el teléfono para hacer sus pedidos. Recuerdo también que un día me recibió diciendo, ¿sabes lo que ha pasado esta noche? ¿qué...? Que al ruso se le ha olvidado respirar. ¡¡Este Pepe!!
Teníamos en el barrio un vecino ruso, que decían que era un "ruso blanco", (cosas de la guerra). Debía ser importante en su país porque enseñaban con mucho orgullo una gran enciclopedia en la que aparecía su familia. Se Llamaba Alí y tenía cuatro hijos, de las edades nuestras que eran amigos de las pandillas del barrio, según su edad. El mayor se llamaba Edmundo y era amigo de Aurelio, luego estaban Anatol, Michel y Olga. Siempre los conocí en el barrio.
También estaba Heraclio, el muchacho que atendía el kiosco de las pipas. Estaba inválido e iba en silla de ruedas. Era muy querido por todos los chicos del barrio que siempre estaban allí haciendo corrillo y dándole conversación como si fuera el club.
En la planta baja de nuestro portal había un señor que estaba ciego, y todos los días, tanteando la pared, recorría de arriba a abajo toda la acera del bloque. Pues bien, había un chico que era la piel del diablo (del Pino) que le ponía piedras delante para que tropezara, solo por oírle decir tacos.
Dos portales mas abajo, había una familia andaluza que tenía dos hijos muy revoltosos. Uno de ellos no sé que trifulca tuvo con Rosamari que fue diciendo a su madre que le había mordido la nariz y su madre dando gritos le dijo "hiho, no juegues con esa niña que es mu mala". Rosamari dice que esta historia es una leyenda urbana...
Teníamos en el barrio un vecino ruso, que decían que era un "ruso blanco", (cosas de la guerra). Debía ser importante en su país porque enseñaban con mucho orgullo una gran enciclopedia en la que aparecía su familia. Se Llamaba Alí y tenía cuatro hijos, de las edades nuestras que eran amigos de las pandillas del barrio, según su edad. El mayor se llamaba Edmundo y era amigo de Aurelio, luego estaban Anatol, Michel y Olga. Siempre los conocí en el barrio.
También estaba Heraclio, el muchacho que atendía el kiosco de las pipas. Estaba inválido e iba en silla de ruedas. Era muy querido por todos los chicos del barrio que siempre estaban allí haciendo corrillo y dándole conversación como si fuera el club.
En la planta baja de nuestro portal había un señor que estaba ciego, y todos los días, tanteando la pared, recorría de arriba a abajo toda la acera del bloque. Pues bien, había un chico que era la piel del diablo (del Pino) que le ponía piedras delante para que tropezara, solo por oírle decir tacos.
Dos portales mas abajo, había una familia andaluza que tenía dos hijos muy revoltosos. Uno de ellos no sé que trifulca tuvo con Rosamari que fue diciendo a su madre que le había mordido la nariz y su madre dando gritos le dijo "hiho, no juegues con esa niña que es mu mala". Rosamari dice que esta historia es una leyenda urbana...
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Pensamiento:
"No se puede aprender filosofía, tan solo se puede aprender a filosofar". I. Kant
Ahhhh!!! Qué tiempos aquellos, qué recuerdos!!!
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