A Leticia, mi hija pequeña, le detectaron con trece meses que era celíaca y ahora tiene 36 años, por lo que comprenderéis que para mí cocinar sin gluten es lo normal.
Fue en una visita de urgencia al Hospital del Niño Jesús. Ya estábamos un poco desesperados porque no veíamos a la niña bien desde hacía unos meses y los médicos no nos daban una solución. Fue inmediato, estaba de guardia la Dra. García Novo ¡bendita hora! y solo con explorarla un poco nos dijo que tenía el síndrome de malabsorción, posible enfermedad celíaca. La dejaron ingresada quince días.
Por entonces, no habíamos oído hablar nunca de esta intolerancia y cuando nos lo dijeron y nos explicaron de qué se trataba, se nos cayó el mundo encima. ¿¡Qué le voy a dar de comer ahora a mi hija!?. Una vez superado el primer susto y ya con la niña en casa, lo primero que hicimos es apuntarnos a la Asociación de Celíacos, para que nos enviaran información periódica de los productos que podía tomar, porque por aquellos tiempos ni pensar que en las tiendas hubiera productos etiquetados "sin gluten". Casi nadie sabía lo que era. Tenias que ir explicándolo por todos lados. En la guardería... en el colegio... en la familia... Solo se encontraba pan de molde y pastas de sopa, o macarrones, en algún herbolario. Descubrimos una panadería en La Coruña, creo que se llamaba "La Imperial" que tenía algún familiar celiaco y hacía pan fresco, y algunos bollos y nos enviaba sus productos por correo.
Poco a poco todos fuimos asumiendo el problema. Y sobre todo cuando íbamos a las revisiones del Niño Jesús, viendo los problemas y las dolencias de tantos niños que había en las consultas yo me decía: ¡Dios mío! si mi hija lo único que tiene que hacer es retirar el gluten de la alimentación. Asi que empecé a mirarlo de otra forma. En vez de pensar en lo que no podía tomar me centré en lo que podía tomar. Todo lo natural: la carne, el pescado, los huevos, las legumbres, las frutas, las verduras... el arroz. Solo tenía que cuidar su cocinado. Sustituí la harina y el pan rallado por harina de maíz y pan rallado sin gluten. Compraba sus pastas (fideos y macarrones) y galletas en el herbolario y para los productos enlatados y fiambres me guiaba por la información de la asociación. Y nunca tuve problema para que mi hija hiciera una vida normal. Comía en la guardería primero y en el colegio después, a los que yo tenía bien informados. No dejó nunca de ir a los viajes del cole ni del instituto. Ni se perdió los cumpleaños de sus amigos porque fué una niña que se concienció y aprendió perfectamente lo que podía y lo que no podía comer.
Yo por mi parte aprendí a hacer bizcochos, y ya nunca se compraron tartas de cumpleaños en casa, las hago yo. Pero no solo en el suyo, en los de sus hermanos... en los nuestros... en todos.
Los primeros bizcochos los hacía con fécula de patata, aunque poco a poco fueron apareciendo harinas sin gluten. Después nos vino una gran ayuda con la pastelería Artediet, en Vicálvaro. Es un obrador y solo se dedica a productos sin gluten. Allí hacía un pedido al mes, de pan, bollos, magdalenas, hojaldre... Lo congelaba en porciones y me duraba hasta el mes siguiente.
Cuando mi hija se casó y se independizó todo estaba muy normalizado y ya se encargaba ella de sus cosas. Pero... Nació Carmen. Y a partir de cumplir los diez meses o así, poquito a poco yo vi que mi hija estaba empezando a pasar por lo que yo pasé. Y el resultado... pues que también es celíaca. Pero como dijo Alberto: bueno, no ha podido nacer en mejor familia.
Y eso es todo. Ahora me apetece volver a hacer cosas para mi nieta. Bueno, para las dos. Y ahora, gracias a Dios hay muchos mas productos y muchas mas posibilidades de encontrar material para hacerlos caseros. Aunque siguen pareciendo productos de lujo, por el precio que tienen.
En fin, ahora:
¡¡a las magdalenas!!
INGREDIENTES (Me salieron 38)
- 250 gr. de azúcar
- Ralladura de limón.
- 250 cl. de aceite de girasol. (1/4 litro)
- 250 cl de leche entera. (1/4 litro)
- 3 huevos
- 375 gr. de harina sin gluten (Mix C, de "Schär")
- un sobre de levadura química (He usado Royal)
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En un bol he tamizado la harina con un colador y lo he mezclado con la levadura Royal
En otro recipiente, en el que vayan a caber todos los ingredientes y se puedan batir, poner el azúcar y la ralladura de limón.
Añadir el aceite de girasol y batir un poco.
Añadir la leche y seguir batiendo.
Añadir uno a uno los tres huevos y batir (es decir: un huevo y batir, otro huevo, y batir, otro...
Añadir poco a poco la harina
tamizada mezclada con la levadura y
batir.
Tapar un poco la masa y dejar reposar una media hora.
Mientras tanto, preparar las capsulas de las magdalenas preferiblemente en una bandeja de cupcake, para que no se abran demasiado y puedan subir.
Precalentar el horno a 250º
Llenar las cápsulas como tres cuartas partes, y echar un pellizco de azúcar por encima de cada una. .
Bajar la temperatura del horno a 220º meter la bandeja y dejar unos 14 minutos.
Sacar la bandeja del horno y poner las magdalenas sobre una rejilla o por lo menos fuera de la bandeja, para que se enfríen.
Solo tengo una bandeja, por lo que repetí tres veces la misma operación.
¡Y aquí está el resultado!
Exacto! No ha podido "caer" Carmen en un sitio mejor! Gracias por la receta. Probaré, a ver si me sale. Y se la paso a una compañera que tiene un niño celiaco. Leva a encantar. Seguro! Rosa Marido.
ResponderEliminarHola Rosamari. Cuanto me alegraría que la receta le sirviera a tu compañera. Dile que las haga con cariño y que seguro le saldrán muy bien. Salieron muy esponjosas y a Carmen le encantan. Gracias por leerme y comentar.Un abrazo
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