CASI TODO SOBRE MI MADRE XIII

     He pensado que voy a dejar descansar un poco la crónica del día a día de mamá porque prácticamente son todos los días iguales y ya os he relatado algunos episodios que os darán una idea a los que teneis poco contacto con ella, de cómo está.  Pero habeis que tener en cuenta que va camino de los noventa y cinco años. Y, ¡ahí la teneis! que lo único que toma, y cuando se acuerda, son unos sobres de calcio. Y, decidme, ¿Quién de nosotros no tiene que tomar alguna pastilla para algo?... Para la tensión... para el azúcar... para las tiroides... qué se yo.

     Claro que como dije que el objetivo principal de mi blog era ella, aparte de daros noticias que me lleguen a mí, del resto de la familia, pues de ella voy a seguir comentando. Aunque hoy lo voy a hacer del principio de los tiempos. De cuando ella era jóven.

     Os regalo esta fotografía para que la veais cuando era novia de papá. En ella está con él y un grupo de amigas, y teniendo en cuenta que se casó con veintidos años, aquí deberá tener como mucho veinte o veintiuno.



Ahí los teneis, pelando la pava (los de la izquierda)



     Dice que fué a la escuela hasta muy mayor, hasta que el maestro dijo que no tenía nada mas que enseñarle y que incluso le dijo a su padre, al abuelo, que debería procurar que siguiera estudiando. De hecho, siempre le ha gustado leer. Su libro de cabecera y con el que se entretenía mucho son las obras completas de Gabriel y Galán. Que siempre lo tiene perdido y siempre lo anda buscando y que no desaprovecha la ocasión para recitarte alguno de sus poemas. Sus preferidos son:"Yo aprendí en el hogar en que se funda, la dicha mas perfecta..." (El Ama) ; "He dormido esta noche en el monte, con el niño que cuida mis vacas..." (El Vaquerillo) ó "Qué tendra la hija del sepulturero..." y otros muchos.

     Es una pena que no vea bien y ya no pueda leer. Las gafas no le sirven de nada porque el oftalmólogo le ha dicho que lo que tiene son cataratas, que por mucho aumento que se le ponga no le sirve de nada porque lo ve borroso. Pero como es como es, no ha querido quitárselas y como ya es tan mayor el médico no le insiste porque no se atreve, máxime ante la negativa de ella.

  
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De su dedicatoria al principio del libro:

"De luz y de sombras soy y quiero darme a las dos,

¡Quiero dejar de mi en pos, robusta y santa semilla,

 de esto que tengo de arcilla, de esto que tengo de Dios!"

                                                                              J. Mª Gabriel y Galán