29 de noviembre de 2012

CASI TODO SOBRE MI MADRE XIV


      Aquí os regalo otra fotografía de su juventud, con su grupo de amigas. 

     De aquella época cuenta anécdotas como la de la culebra muerta que se encontró en mitad de un camino y que agarrándola por la cola la empezó a girar en el aire. Se le soltó y fué a parar al cuello de un pobre hombre que iba montado en un borrico. ¿Os imaginais la que se armaría?. El hombre histérico las corrió por todo el campo preguntando que quién había sido. Ellas se dispersaron por donde pudieron y estuvieron huyendo de él durante una gran temporada, y con temor a que se lo contara a su padre como les había amenazado.



En el centro, de claro.
     También cuenta que cuando entraban a alguna casa por cualquier motivo...

     Bueno, primero os diré que en las casas del pueblo no había agua corriente. Todos tenían un pozo de donde sacaban el agua para todo excepto para beber. El agua de beber iban a buscarlo a una fuente que había al final de la calleja o a la noria de la huerta.

     La traían en cántaros que se apoyaban en la cadera ó sobre la cabeza, encima de una especie de almohadilla parecida a un donuts y que la llamaban "rodilla". -¡que hay que ver con que destreza lo llevaban!- Luego vaciaban los cántaros en una gran tinaja de barro colocada en un rincón de la casa mas bien oscuro para conservarla mejor y mas fresca (en casa de los abuelos estaba al final de un pasillo que comunicaba con la cocina). Sobre la boca de la tinaja colocaban un plato y sobre éste una vasija de porcelana o vaso con asa, para coger el agua. Bien, pues lo que hacían cuando iban a alguna casa es, que simulando que iban a beber le tiraban la jarra dentro de la tinaja. Y se marchaban tranquilamente, riéndose de la reacción que producirián.                 

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Proverbio chino:
"El que ve el cielo en el agua ve los peces en los árboles."


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