Aquí teneis lo que os ofrecí, el cuento de "la mosca y el cabrero" que tantas veces nos recitó papá:
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Pues señor, era un cabrero que acabando de ordeñar
hubo la leche de echar a cocer en un caldero.
Y estando para comerla bien cocida y preparada
cayó una mosca atontada, en el caldero, sin verla.
Cuando el cabrero a comer pudo sentarse tranquilo
con muchísimo sigilo vio una cosa revolver.
Se entera de lo que es y la saca en la cuchara
pero ¡cielos! quien pensara lo que sucedió después.
Porque vino a resultar, que mientras él subió a un cerro
a avisar a un compañero que viera aquel animal.
Un perro en la choza entró, y viendo que no había gente
fué al caldero diligente, y la leche se bebió.
Cuando el cabrero regresa y ve que en blanco se halla
jura volver a buscarla.
Todo el verano pasó cerro arriba y cerro abajo
y, aunque con mucho trabajo, un día se la encontró.
Determina castigarla y no encuentra proporción
mas le da la tentación de, ante todo, chamuscarla.
Se le vino a recordar, con cara mas que de perro
ir con tan lucido entierro, al mas sucio muladar.
Ejecutolo al momento tal como lo proyectó
y en el camino encontró tantas que no tuvo cuento.
Con jactancia y muy ufano exclamaba muy contento
A este paso pronto cuento mas que produce un verano.
Por fin llegó al muladar, provisto de un azadón
y entonando una canción muy difícil de entonar.
Un gran hoyo abre despacio y con sonrisa espantosa
grabó encima de una losa, este soberbio epitafio.
"Aquí descansa la mosca mas dañina
que pudo haber sobre la tierra,
ella sola fué capaz de hacerle guerra,
a todos los maestros de cocina.
Mas pagó su traición esta indina,
que sin cenar me dejó ¡malaquina!
Plugo a Dios, mosca infame y alevosa,
que no encuentres morada en el infierno
y andes por doquier eternamente
Y aquél que a levantar llegue tu losa
también le pido a Dios
le nazca un cuerno de dos varas
en medio de la frente.
De los cuentos de Tío Melitón