Ayer, como todos los martes pasé el día con mamá. Estaba mas o menos bien, en su casa, orientada. Aunque nerviosa y preguntándome todo el tiempo: y ahora, ¿Qué tengo que hacer?. No le entretiene nada y los días se le hacen eternos. Y no me extraña, cuando está acompañada por lo menos habla o discute con alguien, pero cuando está sola ¿Qué hace...?. Darle vueltas a la cabeza... y esperar con impaciencia que M. Jesús la vaya a buscar.
El viernes, día de su cumpleaños, se la llevó Rosamari a pasar el fin de semana a su casa. El viernes y el sábado estuvo bien, tranquila mas o menos, pero el domingo ya se descontroló y dice que tuvo uno de sus típicos episodios en los que empieza a recorrer las habitaciones... abrir los armarios buscando sus cosas... diciendo que ella tenía unas pastas o qué se yo y qué donde estaban... Estuvieron Arancha y Dani a comer y no quiso comer con todos. Se quería salir a la calle a buscar algo, que no se sabe qué... tuvieron que bajar con ella a ver si se tranquilizaba y, en fin, dice Rosamari que tuvo una tarde infernal. Y es que yo creo que necesita estar en su casa por lo menos un rato todos los días para sentirse ubicada.
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Pensamiento:
"El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad" Gabriel García Marquez.
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